Cuentos

MARLÍN, EL PEZ REY

Durante aquellos días de verano, el estanque del parque estaba lleno de peces de colores: naranjas, verdes, rojos, amarillos, azules... A todos les gustaba jugar y nadar con sus amigos. La gente, muy a menudo, les echaban pan y palomitas. Eso les gustaba mucho. Era el momento más divertido del día. Todos los días, un niño llamado Daniel iba a ver a su pez favorito, un peznaranja con rayas azules, al que le había puesto por nombre Marlín.

Un hermoso día soleado y alegre, Daniel fue al parque a ver a su amigo Marlín. Lo busco por todas partes, pero no lo encontró... ¿Qué le podía haber pasado?
Muy triste y preocupado, Daniel salió por la gran puerta del parque. Se dio una vuelta por los alrededores y vio a un chico andando tranquilamente por la calle. En sus manostenía una bolsa llena de agua. En su interior, le pareció ver un pez naranja... ¡era Marlín!

Se dirigió corriendo hacia aquel extraño chico y le cortó el paso. El niño se puso nervioso y echó a correr. Daniel le siguió a toda velocidad, le alcanzó rápidamente y le agarró la camiseta. Aquel niño estaba muy nervioso. Le temblaban las piernas, y se puso muy pálido. ¡Por poco se desmaya!Daniel, muy confundido, le preguntó:

¿Por qué te has llevado ese pez del estanque del parque?
¿A ti qué te importa?
Me importa, y mucho. Ese pez es como mi mascota, y le quiero como tal. Hasta le he puesto nombre.
Bueno... no sé cómo explicártelo. Es algo confuso.
Por favor, dímelo. Me importa mucho ese pez.
De acuerdo... Resulta que, ayer, cuando fui al parque, me senté a las orillas delestanque y vi a este pez. Me fijé en él porque se movía de una forma extraña. Entonces, me acerqué al él y vi que su aleta estaba rota. Pensé que, como mi padre es veterinario, le podría curar.
¡Pobre Marlín! ¿Podría ir contigo? Te ayudaré en todo lo que necesites... ¡por favor!
Está bien, puedes venir conmigo. Ya me has demostrado que este pez es importante para ti.

Después de unos segundos,mientras se dirigían a la consulta del padre del chico, continuaron la conversación:

Yo me llamo Daniel, ¿cómo te llamas tú?
Me llamo Miguel. ¿Cuántos años tienes?
Tengo diez años, ¿y tú?
Yo tengo once.
Creo que llegaremos a ser grandes amigos.
Yo también lo creo.

En ese momento, los dos sonrieron. Tenían muchas cosas en común: les gustaban los animales, inventarse historias...

En unosminutos, llegaron a la consulta del veterinario. Miguel entró acompañado de Daniel, que se quedó verdaderamente perplejo al observar el gran tamaño que tenía aquella consulta.
Había muchas habitaciones, y en una de ellas, el doctor estaba atendiendo a un gatito. Las enfermeras, iban de un lado para otro, entrando en unas habitaciones y saliendo de otras.

Los niños se sentaron en la sala deespera. Era muy grande, había una gran televisión, revistas, y todo tipo de cosas para entretener a los dueños de los pacientes. Se esperaron allí unos minutos hasta que el veterinario entró en la sala. Muy sorprendido, le preguntó a su hijo:

¡Hola, hijo! ¿Qué haces aquí?
Hola, papá. Vengo porque quiero pedirte una cosa.
De acuerdo, y... ¿de qué se trata?
Verás, es que ayer, cuando fui alparque, en el estanque vi un pez que no podía nadar porque tenía una aleta rota. Y he pensado que tú le podrías ayudar.
Muy bien, y... ¿dónde está ese pez?
Está aquí. En una bolsa llena de agua.

Entonces, Miguel sacó la bolsa con el pez dentro. Este no se movía. Estaba muy quieto y con los ojos muy abiertos. ¡Parecía que se había muerto! Los niños se asustaron un poco.
Entonces, el veterinariocogió la bolsa con el pez y se la llevó a la habitación principal. Allí tenía una pecera, y vació la bolsa en ella.

En ese momento, el pez movió una aleta, y luego otra ¡Estaba bien! Ahora sólo faltaba curarle la herida. Después de examinarlo, el médico le dijo a los niños:

Tengo que operarle. Para eso necesito tiempo. Así que, cuando se acaben los pacientes, me pondré manos a la obra, ¿de...