Cultura Politica
Tal como lo apunta nuestro lector Julio Belisario en respuesta a nuestro ensayo, ¡Cada palo que aguante su vela! (ElUniversal 13-09-10), hemos venido siendo una sociedad pactada (y bozaleada) desde hace rato. La carta magna del 99 acentúo el formato pro-colectivista de orden centralista y de apariencia federal adoptadoen l961, mismo que enaltece el presidencialismo clientelar y demagogo. Hablar hoy de comunas, ‘democracia participativa’ o soberanía popular, no es más que el preámbulo del pregonado socialismoutópico y científico, por lo que hoy toca desmontar con frontalidad tal ‘ideal socialista’ que se ha enquistó en nuestro ADN político, desde la muerte de Gómez (pasando por Isaías, Betancourt y Pérez),hasta nuestros días. Es insólito, no que Chávez, sino quienes le adversan, sigan con el twitteo impenitente, de la Democracia Social y de derecho. ¡Hasta cuando!
Cuando me refiero a la condiciónparasitaria de la venezolanidad, lo hago en el marco de una relación causal de sumisión, reparto, ‘logrerismo’ (carnet, etiqueta, estatus) y poder, que nace de la interacción humana en modelos igualitariosy socialistas. Es la igualdad que se cobra a cuenta de militancia y obediencia a discreción. Es la imposición de un régimen-metodológicamente inviable (Popper)-, que sólo logra rigor bajo el yugo deldogma, la propaganda, el pacto soterrado y la jerarquía. Y en este sentido entre totalitarismo, comunismo o social-democracia (¡), no hay gran brecha…Ninguna sociedad comporta unidades igualables,por lo que tal espejismo de confraternidades colectivas, es una utopía siniestra y peligrosa, que busca convertir al Estado-gobierno, en un generador de ‘virtudes’ y mando. Así la soberanía justificaal Estado amparado en un poder popular (democracia), que a fin de cuentas, anula la competencia y por lo tanto al hombre.
Algunos conciben lo anterior como una dictadura Leninista. Pues sepan que...
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