Cómo Dejar De Ser Así

htmlheadtitleCmo dejar de ser as/title/headbodyh1Cmo dejar de ser as/h1br/br/divnbsp nbspldquoSoy asiacute y no voy a cambiarrdquo. Muchas personas se aferran a esta consigna y atraviesan la vida abrazadas a ella. En el camino pierden oportunidades, afectos y horizontes, y ganan sufrimientos y decepciones. En otros casos el diagnoacutestico del cambio imposible proviene desde afuera. ldquoEsinuacutetil, no hay forma de cambiarlordquo, proclama alguien refirieacutendose a un tercero. iquestQueacute es ldquoser asiacuterdquo iquestY queacute significa la imposibilidad de cambio Confrontar con estas preguntas puede llevarnos a la comprobacioacuten de que nadie, por mucho que lo afirme, ldquoes asiacuterdquo./div
divnbsp nbspEn su libro ldquoSobre la agresioacutenrdquo el ceacutelebreetoacutelogo austriaco Konrad Lorenz (1903-1989), ganador del Premio Nobel de Medicina y Fisiologiacutea en 1973 por sus investigaciones sobre el comportamiento instintivo, sosteniacutea que, tanto en el hombre como en los animales, los instintos innatos son semejantes a los programas de las computadoras. Asiacute, las abejas estariacutean ldquoprogramadasrdquo para hacer miel, los gatos para cazarratones, los paacutejaros carpinteros para horadar la madera y los seres humanos, tal como muchos de ellos proclaman, para ldquoser asiacuterdquo. iquestDoacutende radicariacutea, entonces, la diferencia entre un humano y una abeja Es difiacutecil decirlo, puesto que ambos estariacutean condenados desde su origen a un comportamiento inmodificable./div
divnbsp nbspEsto acarrea para los humanos unproblema filosoacutefico y moral con el que no se topan los animales. La ausencia de la libertad. No es lo mismo no estar en cautiverio (algo que puede ocurrirle tanto a los animales como a los humanos) que ser libre. Libertad no es ausencia de rejas o de liacutemites. Libertad es, en realidad, capacidad de elegir, de ir maacutes allaacute de los determinismos y de hacerse cargo de la eleccioacuten ysus consecuencias. Por ese motivo libertad y responsabilidad van hermanadas./div
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divstrongLa tercera dimensioacuten/strong/div
divnbsp nbspCuando digo ldquoSoy asiacuterdquo o cuando decimos de otro que ldquoes asiacuterdquo, y en ambos casos damos por cerrada toda otra alternativa, estamos afirmando que somos prisioneros del determinismo y que no hay posibilidad de cambio. Contraesta idea se alzoacute a lo largo de su vida y de su obra el gran meacutedico y estudioso de la filosofiacutea Viacutektor Frankl (1905-1997), tambieacuten austriaco. Durante sus estudios escuchoacute a un profesor decir que la vida humana es simplemente un proceso de oxidacioacuten y combustioacuten. ldquoiquestCuaacutel es entonces el sentido de la existenciardquo, se preguntoacute. Y eseinterrogante orientoacute su trabajo y dio nacimiento a la logoterapia, una corriente psicoterapeacuteutica que incluye la dimensioacuten espiritual. Como los animales, deciacutea Frankl, los humanos tenemos una dimensioacuten bioloacutegica que nos condiciona. Y como ellos tenemos tambieacuten una dimensioacuten psicoloacutegica de la que derivan ciertos complejos y comportamientos efectivamenteldquoprogramadosrdquo. Pero accedemos en forma exclusiva a una tercera dimensioacuten, que no compartimos con ninguna especie. La llamaba ldquonoeacuteticardquo. El nombre proviene del teacutermino griego ldquonousrdquo, que define tanto a la mente, como a la conciencia y al espiacuteritu, en una acepcioacuten no religiosa. La dimensioacuten nbspnoeacutetica, explicaba Frankl, estaacute en todos loshumanos, sean religiosos o no. Es la que lleva a formularse preguntas existenciales, tomar decisiones maacutes allaacute de lo instintivo, desarrollar proyectos de vida, desplegar el pensamiento criacutetico, realizar potencialidades, verse comonbsp/div
divparte de un todo que lo trasciende./div
divnbsp nbspLas personas pueden ser bioloacutegicamente programadas, como los animales, pero son...