De la ciudad de Dios a la ciudad terrestre



DE LA CIUDAD DE DIOS A LA CIUDAD TERRESTRE

La belleza en la ciudad contemporánea.


Jaime Toro A.


«Un soir, j’ai assis la Beauté sur mes genoux. – Et je l’ai trouvée amère.– Et je l’ai injuriée.»*
Rimbaud




En alguna ocasión Michel Foucault afirmó que dos curvas conectan el presente de nuestra cultura con el pasado: una larga línea que conduce a Atenas y la otra, más largaaún, que nos ata con Jerusalén. La primera expresa la abundancia de la imagen, la plenitud de los sentidos, la exaltación del cuerpo y, particularmente, del ojo, es Apolo que ofrece los dones solares para el goce trágico y finito de los mortales. La segunda, se caracteriza más bien porque vibra con la fuerza de una divinidad invisible e innombrable, cuyo aval lo recibe de las potencias delEspíritu, de la luz que estalla en resplandores con el único objetivo de enceguecer y quemar las apariencias. En esta perspectiva, la imagen debe ser sacrificada para el cabal cumplimiento de las profecías judías. Grecia iconólatra y Judea iconoclasta. Una cultura que fluctúa como un péndulo entre los placeres de lo visible, el gusto por las superficies, por la epidermis, y la condena implacable de losplaceres carnales que no caben en el reducido y misterioso espacio del Arca de la Alianza.

Detengámonos entonces en un punto nodal del vibratum de las líneas: Platón y el territorio de la ciudad griega. Las tres Ideas fundamentales que componen el sistema platónico son el bien, la verdad y la belleza: moral, conocimiento y estética. El bien es necesariamente lo que es; lo que es, es, pornecesidad, verdadero; lo bello, en cambio, es lo que hace que haya cosas bellas. La singularidad de la Idea de belleza, en relación con el bien y la verdad, es que a diferencia de éstas dos, lo bello es visible de manera instantánea, se puede contemplar por una simple operación de los sentidos. El espacio en el cual se actualizan las tres Ideas es el territorio de la Polis, allí la verdad adquiere susentido pues los hombres libres fundamentan su libertad en el ejercicio del bien en un entorno embellecido por la virtud armónica de las proporciones.

La ciudad despótica (Tebas o Babilonia) crece desordenadamente como una excrecencia del templo o la pirámide; la Polis griega, en cambio, es una concreción del espacio circular del ágora. En el ágora los ciudadanos debaten sobre los destinos deldemos, quien habla se ubica en el centro de la plaza dirigiéndose al grueso de los ciudadanos que ocupan las gradas en un plano de igualdad. Los vectores que orientan los discursos se movilizan del centro a la periferia y a la inversa, trazando líneas horizontales que construyen circuitos de comunicación entre hombres libres. Estas tensiones de la vida ciudadana conforman un espacio de circulación yde comercio que de manera fractal desborda los límites del ágora; el borde la ciudad es conducido por las calles hacia los bordes del ágora, pero también el borde o el límite de la ciudad conecta con otros circuitos de ciudades. La conciencia de los hombres libres, el pliegue del ser que estructura su imagen-pensamiento, produce, hace visible, un territorio con una geometría específica que, conciertos tropiezos, constituye aún el paradigma de las ciudades de Occidente. Plaza, calle y monumento emergen en Grecia como los pilares de la belleza urbana.

Pasaron los siglos, pasó Vitruvio y pasó Agustín de Hipona, la cruz venció al sátiro feliz de la antigüedad pagana. Los santos anacoretas renunciaron a la ciudad y a sus placeres por amor a Dios. La belleza se convirtió en purainterioridad. Ya no se trata de cuerpos o lugares bellos, sino de “almas bellas”. El cuerpo deviene en “alcantarilla del alma” (metáfora urbana). La arquitectura monástica derrocha sus formas en los lugares del sacrificio sagrado y otro tipo de organización urbana es segregada en el entorno inmediato de los milagrosos lugares. Los asuntos terrenales se doblegan ante los espacios infinitos de los reinos...