DE LA MELANCOLÍA AL DRAMA

Páginas: 10 (2308 palabras) Publicado: 23 de septiembre de 2013
(TRANSCRIPCIÓN DE ARTÍCULO)
DE LA MELANCOLÍA AL DRAMA
PEDRO LAÍN ENTRALGO
Ir haciendo camino es la vida del hombre sobre la tierra. Vivir es caminar, aunque a uno le llegue la muerte en el mismo lugar donde nació. Pintar es caminar, aunque el artista, en su pintura, vuelva una y otra vez al mismo tema. El problema está –para cualquier hombre, para cualquier pintor, para el descriptor honestoque desde fuera les contemple y quiera comprenderles– en conocer con suficiente verdad el camino recorrido: de dónde arranca, a dónde va, cuáles y cómo son los accidentes de su curso, cuál y cómo va siendo el ánimo del caminante en la empresa de recorrerlos.
He aquí a Francisco Lozano. Hállase, secreto a voces, en la plenitud de su arte y de su oficio. Cierto; su maestría puede descubrir aúnsendas nuevas. Pero, desde hace ahora siete lustros hasta su alta cima actual, ¿cuál ha sido el camino de su pintura? Quienes con autoridad conozcan todo lo que en un lienzo pintado es técnica pictórica, dígannos cómo la pincelada, la composición y el color de los de Lozano fueron, han sido y están siendo. No es éste mi caso. De la pintura, más de una vez lo he dicho, yo no paso de ser contempladorcaviloso: hombre que movido a la vez por su carácter y por su oficio, mira el cuadro, recibe de él un estado de ánimo y luego, sin considerar técnicamente las instancias que sobre la tela pintada hayan contribuido a determinarlo –el tema, el color, el dibujo, la composición, la materia, la pincelada–, trata de entender con precisión lo que en sí mismo siente, e incluso de hacer palabra escrita eseíntimo sentir suyo, si a tal menester es requerido. En este trance me encuentro yo ahora y según esa línea debo y quiero moverme.
No contando los primeros pasos de su carrera –a los cuales pertenece una preciosa serie de retratos al carbón; el de don Ramón Menéndez Pidal me viene con especial fuerza a la memoria–, tres principales fases veo en la obra paisajística, tan copiosa ya, de nuestropintor su primera etapa levantina, el interludio castellano y su etapa levantina segunda.
De aquélla fueron resonante manifestación inicial los lienzos con que Lozano se re- veló al público de Madrid. En una España que penosamente trataba de hacer frente a los desastres de una atroz guerra civil, un pintor de Valencia exponía su fina sensibilidad nueva ante el paisaje a que su mirada había despertado.Se trataba de entender la clave de esa sensibilidad. En un comentario volandero, yo contrapuse entonces el doble estético Azorín-Lozano al que tópicamente venía siendo más representativo, incluso únicamente representativo, de la actitud de los artistas valencianos ante la naturaleza de su país: el doblete Blasco Ibáñez-Sorolla. Tras la exaltada visión de esa naturaleza como una explosión demateria vitalmente inquieta y ricamente coloreada -los suntuosos naranjales de Blasco, los mares soleados y cabrilleantes de Sorolla-, acaso un poco contra ella, Lozano mostró a nuestros ojos un mundo quieto, delicado, silente, recogido en sí mismo, fuesen las aguas llanas de la Albufera, las casi desiertas playas levantinas de entonces o la gleba rojiza donde la Injuria de la palmera y la huerta dejapaso al ascetismo riel algarrobo y el secano, la cambiante realidad en que cobraba existencia ese reiterado, constante sentir que la retina del pintor había descubierto en las cosas próximas a ella. Treinta años más tarde, maduro dentro de mí el poso memorativo de aquellos cuadros y descubro de golpe el secreto de la novedad que nos traían. Un nombre tiene tal secreto: melancolía.
¿Melancolía?¿Qué falsedad es ésta? ¿Cómo el humor melancólico puede ser el que artísticamente segregue una tierra a la cual pertenecen como atributos más propios la abundancia y la exaltación festiva? Con la apelación a tal verdad, tópica verdad, me atajarán más de cuatro. Pero yo les responderé diciendo que su verdad, su orfeónica
verdad, no pasa de ser una verdad encimera y parcial; y añadiré que yo no he...
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