Decidí vivir

He de contarte, he de decirte, he de preguntarte, ¿por qué? ¿Por qué no estuviste aquí cuando más lo necesité? Mi pelo… mi negra melena, larga, bella, rizada que caía sobre mis hombros como un manto cubriendo una noche invernal en mi corazón; mi garganta… mi dulce voz desaparecía quedando en el silencio de aquellos días tan sombríos, sangrando y agonizando del dolor que sentía; mirostro … mi rostro tan delicado palidecía como el de un acabado moribundo; mis ojos … mis ojos perdían su brillo y alrededor de ellos tornaba una sombra misteriosa; mi cuerpo… mi cuerpo perdía la fuerza de mi juventud y lo acumulado desde hacía quince primaveras; mi alma… mi alma se encadenaba al destino de una pequeña punzada que empezaba en mi mente, continuaba en mi estómago y acababa donde salíatoda la furia y la ira de aquello indispensable.
“Raquel, ¿por qué lloras?” preguntó mi mamá al escuchar el llanto continuo esa noche. Ella tocó a mi puerta, me abrazó fuerte, conversamos un rato y después me quedé dormida. Aquella noche mi cuerpo se reveló y pude entender que mi epidemia no se detendrá si no tenía la ayuda de mi madre, de mis seres queridos… Logré salir… pero mi pasado nose detenía, solía sucumbir ante la furia de mis lágrimas para tratar de calmar mi dolor.
Mi madre Estela se dispone a preparar un rico y nutritivo desayuno para toda la familia. “Vengan, David, Elías y Raquelita, la mesa esta puesta”. “¡Mamá! Tú siempre con tus cosas. Sabes que no quiero comer tanto…” le respondí. “Un buen desayuno siempre es importante para comenzar el día”. Mi papá ymi hermanito no protestan nunca. A ellos les encanta la cocina de mamá. Mis días pasaban… sé tantas cosas de mí y tantas otras en las que nadie puede ayudarme. Cada día sucumbo ante la recuperación que llevo. ¿Saldré alguna vez de esto? Lo lograré y pienso seguir mi trayecto hasta el final. Mi mamá siempre me llena de valor y fortaleza para que nada ni nadie me pueda detener…
Papá diceque merezco otras cosas en mi vida. Hoy es domingo, día familiar. Por la mañana temprano vamos a la iglesia, pues mi hermanito Elías pronto hará la primera comunión y él está muy entusiasmado con todo eso. Luego, regresamos a casa pues desde el sábado mamá prepara todo lo de la comida del domingo. Me encantan los domingos, pues me relajan mucho las actividades como ayudar a mi mamá a poner la mesabien bonita, a hacer la ensalada, por supuesto, y preparar ricos postres con helado… Hace mucho no como postres , no quiero engordar… Me aterra la idea de ser como antes, pero tengo que alimentarme y haré lo que sea posible para que mi vida cambie. Ojalá todo el mundo se aceptara tal y como es. En la mesa siempre conversamos de todo, hasta de mi extrema delgadez, la cual siempre niego. Sin embargohoy fue diferente, pude conversar con papá, hasta Elías se veía más feliz pues me dijo: “Raquel, sabes que te quiero mucho y quiero que estés bien para el día de mi primera comunión. Me siento muy feliz hoy que estamos todos compartiendo. Elías abrazó fuertemente a Raquel y eso la conmovió tanto que hasta se le salieron las lágrimas. “Raquel, Raquel, ¿estás bien?”. “Sí, Elías, lloro por la emociónde saber que mucho me quieren todos ustedes, soy muy dichosa…”. Debo pensar en que no todo es perfecto, de hecho la vida esta llena de buenos y malos momentos, de cosas perfectas y otras imperfectas, de personas felices y otras que no creen en la felicidad. Por eso he decidido aceptarme porque soy una persona muy especial… especialmente hermosa.
Hoy mamá me va a llevar al médico ahacerme unos exámenes para ver como estoy de salud. Ella sabe que estoy enferma y necesito ayuda para salir adelante. Cuanta suerte tengo, estoy viva… El médico me cayó bien, sus sabias palabras me hicieron entender muchas cosas acerca de mi condición de salud y me reafirmó que todos juntos podríamos lograr la recuperación total de mi salud. Salí del consultorio llena de esperanzas y con mucho ánimo,...