Dedo meñique
Tradicionalmente se ha considerado la etiqueta como un instrumento destinado a la superación y crecimiento, particularmente, del género femenino. Durante décadas ha existidouna idea fragmentada sobre su aplicación y significado que ha limitado sus alcances.
los últimos años, gracias a la difusión de estos asuntos, han sido gradualmente incorporados en las inquietudesde diversas empresas y profesionales (de ambos sexos) y, por lo tanto, hoy apreciamos mayores preocupaciones en nuestro medio. Existen cursos, libros e institutos dedicados a estos temas que hanadquirido mayor aceptación y demanda. Pero, la etiqueta, entendida como una cultura de vida que nos permita desarrollar y mejorar nuestra relación con los demás, interactuar correctamente, fortalecer laautovaloración personal y profesional, entre otros factores favorables, encuentra aún algunas incomprensiones y disimulados cuestionamientos sobre su trascendencia en la formación de una sólidaautoestima individual y, consecuentemente, una mejor calidad de vida.
La óptima educación sugiere ser interpretada como un elemento que servirá a todas las personas sin distinción de sexo, procedencia ynivel
Sobre el particular, me permito reforzar mi alcance con las palabras de Frieda Holler en su libro “Ese dedo meñique” (2001): “Estoy convencida de que todos los seres humanos tenemos lacapacidad, el talento y la ambición para lograr el éxito y mantenernos en él. Lo que a menudo nos falta son las herramientas o técnicas básicas para convertir cada posibilidad en un éxito. Una de ellas, sinduda, es la etiqueta”. Esta apreciación facilita entender que la etiqueta es un “puente” para conquistar anhelos y aspiraciones. Sin embargo, no es únicamente un conjunto ordenado, minucioso ydetallado de reglas para aplicar en ciertos espacios sociales, laborales y familiares. Es, desde mi punto de vista, mucho más que eso y, esencialmente, se puede entender
como un manual para vivir mejor,...
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