Derechos Humanos, Derechos Animales

Derechos humanos, derechos animales
Of mice and men (Steinbeck)
Respetable longevidad mantiene la definición aristotélica del ser humano como “animal racional” y su clasificación del alma en vegetal caracterizada por autosuficiencia nutricia, el alma animal –dotada de movimiento-, y el alma humana, única que posee intelecto. Siendo aristotélico, Tomás de Aquino compartía la idea que el serhumano es el único que posee “dominio sobre sus actos”, siendo libre de ser “causa sobre sí mismo”, libertad que no se extiende a los esclavos “que pueden ser útiles a los libres” y, qué duda cabe, excluye también a los seres vivos no humanos.
Pico della Mirandola había hecho su advertencia:
Imbuido del bicho de la modernidad empeñada en crear sistemas duales, Descartes crea la dicotomía entreres cogitans y res extensa. El alma humana, racional y bajo tutoría divina, ocupa la primera, en tanto el cuerpo de humanos y animales, siendo puro mecanismo, es lo material. ¡Qué le han dicho a LaMettrie para presentar sobre “El hombre máquina”! Y Scheler tampoco necesitó más para proclamar la excelsa superioridad de los espiritual para proclamar “El puesto del hombre en el cosmos.
Los animalesal redil

Del hombre al animal
La distancia ontológica y por ende ética entre “animales inferiores” y el animal superior que es el ser humano queda sometida a tensiones insalvables desde dos puntos de arranque. Los animales merecen elevados a categoría ética comparable a la del ser humano, el camino más socorrido siendo la proclamación y defensa de los derechos animales o la acusación de laarbitrariedad que insiste que el lenguaje solo es aplicable a seres racionales que tienen y pueden expresar sus intereses. Mantener la racionalidad como criterio de participación en el discurso moral de derechos requiere ciertos malabarismos dialécticos para incluir a seres humanos que aún no tienen, nunca tendrán, o han perdido la competencia mental requerida, cayendo en lo que P. Singer denomina“especiesismo”, al negar a animales superiores dotados de subjetividad lo que se concede a seres humanos carentes de racionalidad y de autoconsciencia.
A todas luces este debate no logra reducir la interminable polémica, más bien exacerbando posiciones y endureciendo la argumentación anclada en posturas aporéticas, mientras todos los seres vivos viven el crepúsculo de la ética para animales–cacerías, granjas, faenación masiva que produce 3500 calorías diarias de carne para consumo de minorías privilegiadas; y de los humanos –desigualdad social en alza, un sexto de la humanidad en hambre crónica, otro sexto llevando una existencia cercenada por desnutrición, enfermedades y miseria. Y, por otro lado, la biopolítica foucaultiana, los estados de excepción analizados por Agamben, y la realidadglobal, ilustran la posibilidad de desarticular lo humano y acercarlo a estados “inhumanos”, “indignos”, degradados a un estado animal o, peor, documentado en la figura del comandante nazi que acaricia a su perro mientras abre la llave de las cámaras de gas.
Las campanas doblan, pero ¿por quién?
La biopolítica tanatológica, la que mata a unos para que sobrevivan otros, ha precipitado a loscondenados a una situación de vida nuda, carente de derechos y protección, el homo sacer “a quien cualquiera puede dar muerte pero que es a la vez insacrificable”, en la definición enfatizada de G. Agamben, agregando que el degradado queda sumido en el “wargus, zona de indiferencia y de tránsito permanente entre el hombre y la bestia, la naturaleza y la cultura”. La colusión de medicina y bioopolíticadelinea al comatoso “como un ser intermedio entre el hombre y el animal”. El individuo en estado vegetativo persistente como hoy se define al ser humano en coma irreversible o coma dépassé apenas y dudosamente mantiene esa alma vegetativa privado, como está, sin capacidad autosuficiente de nutrición. En su forma extrema de homo sacer está el “musulmán” descrito por Primo Levi y recogido...