Despedida

Alfombras de flores, pino y aserrín, como las que vio el papa Juan Pablo II en su visita a Guatemala, rodeaban la Plaza de la Constitución en espera del paso del féretro con los restos del cardenalRodolfo Quezada Toruño. Alumnos de diferentes centros escolares católicos hacían valla desde tempranas horas, mientras otros feligreses se congregaban en el atrio y en las naves del templo.

En elinterior de la Catedral Metropolitana y frente al altar de Santiago Apóstol, fue sepultado Quezada Toruño, a las 13:00 horas. Durante la misa de cuerpo presente lo acompañaron 400 curas, expresidentes,religiosos, empresarios, feligreses y políticos.

Pese a que era jueves de Corpus Christi, cuando la Iglesia se viste de amarillo y blanco, el color morado de la Cuaresma decoraba las columnasdel templo, así como el blanco y rojo que uniformaba a los obispos y sacerdotes que asistieron a la ceremonia. El arzobispo Julio Vian presidió la Eucaristía; el nuncio apostólico, Paul RichardGallagher, dio un breve mensaje y la homilía, que duró 30 minutos, fue pronunciada por su amigo y alumno el obispo Álvaro Ramazzini.

La misa empezó a las 10 de la mañana, luego de rezar el Rosario. Alfrente del altar mayor estaba el ataúd; al lado izquierdo, un cuadro recordaba el rostro de Monseñor. En los laterales del templo las sillas plásticas no fueron suficientes para los centenares depersonas que presenciaron el acto.

“El viernes pasado, en la tarde, mientras visitaba al cardenal en el hospital me dijo: ‘Mañana me operarán. Si la operación sale bien, bueno. Si no, mejor. Yo estoypreparado’”. Estas fueron las primeras frases que dijo Ramazzini. También leyó parte de la carta de despedida que Quezada escribió cuando dejó la Arquidiócesis de Santiago; esta refleja la “visión devida que orientó cada una de sus acciones y declaraciones”.

“Fue la razón de su lucha ardua, tenaz, firme en contra de un modelo de desarrollo irrespetuoso del medio- ambiente, favorecedor de las...