dios y nosotros
Quizá me habéis oído ya en otras charlas esta anécdota; de todas formas, meinteresa recordárosla de nuevo porque es muy gráfica, aleccionadora. En una ocasión, buscaba yo en el Ritual Romano la fórmula para bendecir la última piedra de un edificio, la importante, ya que recoge,como un símbolo, el trabajo duro, esforzado y perseverante de muchas personas, durante largos años. Me llevé una sorpresa cuando vi que no existía; era necesario conformarse con una benedictio ad omnia,con una bendición genérica. Os confieso que me parecía imposible que se diese esa laguna, y fui repasando despacio, pero inútilmente, el índice del Ritual.
Muchos cristianos han perdido elconvencimiento de que la integridad de Vida, reclamada por el Señor a sus hijos, exige un auténtico cuidado en realizar sus propias tareas, que han de santificar, descendiendo hasta los pormenores máspequeños.
No podemos ofrecer al Señor algo que, dentro de las pobres limitaciones humanas, no sea perfecto, sin tacha, efectuado atentamente también en los mínimos detalles: Dios no acepta las chapuzas. Nopresentaréis nada defectuoso, nos amonesta la Escritura Santa, pues no sería digno de El. Por eso, el trabajo de cada uno, esa labor que ocupa nuestras jornadas y energías, ha de ser una ofrendadigna para el Creador, operatio Dei, trabajo de Dios y para Dios: en una palabra, un quehacer cumplido, impecable.
Si os fijáis, entre las muchas alabanzas que dijeron de Jesús los que contemplaron suvida, hay una que en cierto modo comprende todas. Me refiero a aquella exclamación, cuajada de acentos de asombro y de entusiasmo, que espontáneamente repetía la multitud al presenciar atónita sus...
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