Discurso en el politeama
Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoy para dar una lección a los que se acercan a las puertas del sepulcro. La fiesta que presenciamostiene mucho de patriotismo i algo de ironía: el niño quiere rescatar con el oro lo que el hombre no supo defender con el hierro.
Los viejos deben temblarante los niños, porque la generación que se levanta es siempre acusadora i juez de la jeneración que desciende. De aquí, de estos grupos alegres i bulliciosos, saldráel pensador austero i taciturno; de aquí, el poeta que fulmine las estrofas de acero retemplado; de aquí, el historiador que marque la frente del culpable con unsello de indeleble ignominia.
Niños, sed hombres, madrugad a la vida, porque ninguna generación recibió herencia más triste, porque ninguna tuvo deberes mássagrados que cumplir, errores más graves que remediar ni venganzas más justas que satisfacer.
En la orgía de la época independiente, vuestros antepasadosbebieron el vino generoso i dejaron las heces. Siendo superiores a vuestros padres, tendréis derecho para escribir el bochornoso epitafio de una jeneración que se va,manchada con la guerra civil de medio siglo, con la quiebra fraudulenta i con la mutilación del territorio nacional.
Si en estos momentos fuera oportunorecordar vergüenzas i renovar dolores, no acusaríamos a unos ni disculparíamos a otros. ¿Quién puede arrojar la primera piedra?
La mano brutal de Chiledespedazó nuestra carne i machacó nuestros huesos; pero los verdaderos vencedores, las armas del enemigo, fueron nuestra ignorancia i nuestro espíritu de servidumbre
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