doña endrina prosa

DOÑA ENDRINA

Era una tarde soleada y yo estaba en la plaza disfrutando de la brisa en un banco solitario. Estaba todo abarrotado de gente, que parecíacuchichear de lo mismo. Pude oír pocas palabras que sobresaltaron mi corazón. Mi cabeza no podía creerlo pues se trataba de mi gran amor: Doña Endrina había enviudado.No paraba de darle vueltas a la situación en la que me encontraba hasta el momento en que la vi apareciendo por una esquina des del mercado. La belleza quedesprendía era imposible de ignorar. Su forma de andar me dejó sin aliento, era como si se hubiese detenido el tiempo o se hubiese ralentizado con sus cabellos alviento, y luego alzó la cabeza hasta que sus oscuros ojos penetraron en mi alma como si fueran una flecha que se me clavaba lentamente en el corazón.
Tenía quedecírselo. Era mi oportunidad de decirle lo que sentía ¿Pero qué lugar era ese para hacerlo? De repente, empecé a temblar, no sentía los pies ni las manos, notaba queme había puesto pálido, perdí el sentido y la fuerza, nunca había experimentado semejantes nervios. Tenía las palabras perfectas para expresarle mi amor, perohabía tanta gente hablando de ella y mirándola que no me salían, intenté hacerlo pero ni siquiera sabía lo que estaba haciendo.
Cualquiera habría malpensado de misacciones. Habría parecido que atacaba a la pobre señora Endrina con mis precipitadas palabras tras su reciente sufrimiento. Aquel lugar no era el adecuado: habíademasiada gente. Si estuviésemos a solas en un lugar más íntimo todo se hablaría más claro y al menos así yo podría decir exactamente lo que le quiero decir.