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La Central Nuclear de Embalse saldrá de servicio en 2015
Será por dos años, para realizar las obras que le extenderán la vida útil por tres décadas. La
decisión del cierre se tomó oficialmente en 2013, pero recién ahora se hará realidad.
La Central Nuclear de Embalse saldrá de servicio en 2015. Primero se especuló que sería en 2011. Luego fue oficialmente anunciada para 2013, pero se
postergó hasta 2014, aunque hace meses que se sabe que no será este año. La fecha en la
que la Central Nuclear de Embalse dejará de funcionar, con su vida útil vencida tras generar
energía durante 30 años, será la primera semana de febrero de 2015. Desde Nucleoeléctrica
Argentina (Nasa), la empresa estatal a cargo de las tres centrales nucleares del país,
confirmaron el dato a este diario.
En realidad, no será un final sino una larga parada (de dos años) para tomar nuevo envión. El
Gobierno nacional decidió en 2007, y el Congreso aprobó en 2009, que la “atómica” del valle
de Calamuchita no sea des
mantelada sino que se extienda su vida útil por otros 25 o 30 años.
Algo así como crear una sobre la base de la existente. Como toda decisión ligada a energía atómica en el mundo, genera discusiones.
Ese “reciclaje” está en marcha, aunque las obras principales para el recambio de los equipos
críticos se ejecutarán cuando la usina pare.
El Ministerio de Planificación Federal de la Nación ha estimado en 1.600 millones de dólares la
inversión. El experto canadiense Shawn Stensil, convocado por Greenpeace, advirtió que esa tarea en una central similar de su país costó tres veces más. “¿Esconden los verdade
ros costos
o resignan medidas de seguridad?”, plantean desde esa organización ecologista.
Ricardo Semmoloni, direc
tivo del proyecto en marcha, replicó en su momento que esa
comparación “carece de valor” porque para la central canadiense Gentilly 2 “se incluyó en el
cálculo la energía no generada durante dos años y otros costos financieros”.
Debates
Los defensores de la decisión argumentan que desmantelarla tendría un costo apenas inferior,
con no menos riesgos, pero perdiendo el tres por ciento que aporta sobre el total de energía
que consume el país.
Los detractores enfatizan los riesgos ambientales y de
seguridad que implica la acti
vidad
atómica y marcan que, con similar costo, podría avanzarse en desarrollos de energías
alternativas.
El estiramiento de fechas para la salida de servicio es otro punto. Desde “adentro”, marcan que
el funcionamiento y el plazo para operar sin riesgos es auditado por organismos internacionales
y por la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN).
Los que cuestionan el proceso exponen que la ARN es sólo un ente sin autonomía, cuyos
funcionarios designa el propio Gobierno, que así se controla a si mismo.
Aunque nunca oficialmente, fuentes ligadas a la usina reconocen que se trató de manejar la
“salida” de Embalse con la “entrada” de Atucha 2, para evitar un bache en la generación de
energía, clave ante la estrechez existente. “Atucha 2 se acaba de inaugurar, ya genera al 50
por ciento y a fin de año llegaría al 100”, señalaron.
Ya en marcha
En las obras trabajan las empresas estatales Nasa e Invap, varias privadas nacionales como
Electroingeniería, Impsa, Vialco y Pérez Companc y otras extranjeras como las canadienses
Candú y E3, y la italiana Ansaldo.
Entre las tareas en marcha hay una sensible: cuatro silos de hormigón que construye
Electroingeniería, especialmente diseñados para darle destino confinado a los elementos más críticos del viejo reactor, que mantendrán actividad radiactiva por miles de años.
Se trata de los 380 tubos de presión, que serán reemplazados por nuevos.
Los silos son depósitos si
milares, aunque de mayor tamaño, a los que desde hace tres
décadas se usan para almacenar, en el mismo predio de Embalse, los combustibles gastados
(principal residuo de riesgo, sin otro destino legal posible).
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