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Miguel Grau, ejemplo y legado
Es, sin duda, uno de los mayores ejemplos que las generaciones presentes y futuras tendrán. Es Miguel Grau más allá del navegante, el hombre detrás del héroe. Su vida no conocida nos tiene aún muchas historias por contar, llenas de virtudes y valores que quizás hemos obviado por mucho tiempo.
¿Por qué Miguel Grau es considerado un héroe? Es simple, su actuarcaballeroso durante los enfrentamientos sostenidos al mando del monitor Huáscar dieron testimonio de su lado más humano: compasión, no lástima. Esto es lo que todos, peruanos de hoy, recordamos y elogiamos, sin embargo, debemos considerar que hubo muchos factores previos a la formación del altruista Miguel Grau; existen así, una serie de experiencias, aciertos y correcciones que lo convirtieron en elhéroe nacional y referente de la marina peruana que es, motivo, además, del orgullo piuranista.
Con apenas ocho años, un joven Miguel Grau siente fascinación por la inmensidad del mar. Su cercanía a esta inmensa masa de agua, que acoge y otras veces devora sueños, estuvo presente desde su nacimiento y con el pasar de los días, meses y unos pocos años se afianzó. Un joven Grau, que templó sucarácter y fortaleció su voluntad gracias a la rigurosa y dura crianza de su padre, sintió el llamado de su vocación; fue entonces que con solo nueve años y muchos ruegos de por medio, que no hicieron sino probar su determinación, logró embarcarse en un bergantín de la marina civil cuyo recorrido comprendía el puerto de Paita y los lejanos lares de los países del norte, el cronograma incluso contemplabaPanamá.
Su ferviente deseo de pertenecer al mar como navegante, hizo que aquel niño se volviese un marino civil. El capitán del buque, ante el cual Grau debía responder, era gran amigo de su padre, Juan Manuel Grau y Berrío. El inicio de su carrera en el mar no fue demasiado auspicioso, la embarcación zozobraría y Grau salvaría de morir de forma milagrosa para después volver a su hogar y retomarsus estudios. Fue esta, tal vez, una de las veces que Dios mismo le extendería la mano, las demás, sin duda, quedarían registradas en sus airosos regresos tras rigurosos y difíciles combates en altamar. Se dice dentro de nuestra sociedad que quien bien anda consigo y con el mundo, recibirá solo de estos un bien mayor; quizá la lección sea que la suerte no es cuestión de azar, nos la forjamosnosotros mismos al construir nuestro futuro proceder, podemos imaginar entonces que somos capaces de asegurar el destino; tomemos en cuenta que la muerte no es un castigo ni el fin de la vida. En determinado tiempo y en determinadas situaciones, intuimos, es un buen final para un libro que enseñó mucho a sus lectores. Quizá solo nos engañemos, pero eso solo lo sabe Grau.
Miguel extraña su amada mar,esta nostalgia consigue conquistar a su padre quien nuevamente lo autoriza a partir hacia el horizonte. Esta vez su carrera náutica se consolida y lo lleva verse frente a los puertos más importantes del mundo, ubicados en todos los mares. No era por aventura, no era un pasatiempo, con apenas diez años había descubierto su vocación. Todos damos por sentado que encontraremos el sentido de nuestravida en la adultez cuando ya tantos atardeceres hayan cansado nuestros ojos y no quede otro camino pues ya hemos tropezado en todos los anteriores. Grau concluye que esto no es una ley y nos invita a seguirlo, seamos de firmes convicciones pero no de necias posturas, y de limpia iniciativa y no de ingenua mansedumbre, Poseidón nunca vino a remolcar a Miguel, fueron su trabajo y su honradez loscuales le permitieron ver el cumplimiento de su primigenio anhelo.
El tiempo inculcó en Grau la ciencia y el arte de la navegación, se graduó como oficial de la marina mercante en Inglaterra y cuando curtido por la experiencia de doce largos años en el mar, Miguel Grau decide retornar al Perú y se asienta en Lima. Aquel niño que partió de Paita era ya un lobo de mar.
Impulsado por su natural...