El águila y la lechuza

El águila y la lechuza
Sol Andante estaba impaciente, angustiado, impotente y nerviosa; sus compañeros y hermanos estaban librando una misión que, indudablemente, se tornaría una batalla. Todo por lo que habían luchado estaba en juego, a punto de terminar, ganarían o perderían… y ella no estaba haciendo nada. Sacudió ese pensamiento de su cabeza y trató de convencerse de que lo que ella hacíaera igual de importante, o al menos eso quería pensar para no sentirse tan inútil.
Suspiró. Ana había tomado el control de su cuerpo en el momento menos indicado y su descuido y arrogancia le habían costado caro, ahora estaba herida y no podía ayudar por más que quisiera. No dejaba de pensar que de no ser por Luz Negra ella estaría muerta ¿cómo era que siempre llegaba en los momentos en los quemás lo necesitaba?
-¡¡¡YIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! – Se escuchó de repente, interrumpiendo el silencio y las inútiles divagaciones de Sol Andante.
Ella se sobresaltó un poco pero en seguida recuperó la compostura y caminó lo más rápido que pudo –aunque sin poder correr por la lesión- hacia la puerta mientras tomaba las armas que le había dejado su hermana Cisne. Laúnica que se había quedado ahí con ella era la pequeña e indefensa Lince, los gritos volvieron a resonar a través de todos los pasillos de La Guarida XVI, erizaron los vellos de la nuca, hicieron que el corazón de Sol latiera desesperantemente al momento que se encogió angustiosamente… y sin embargo ella continuó corriendo implacablemente porque no era Sol quien corría en ese momento sino Assa, quientenía sed de sangre, iba a matar a todos los malditos subversores que hubiera ahí. Pero no había nada fuera de lo normal, solo Lince quien gritaba y se aferraba con todas sus fuerzas a los restos del gorro azul marino que otrora perteneciera a su madre. Al no ver ni sentir otra amenaza más que ella misma en el cuarto guardó las armas y Sol volvió a tomar el control de su cuerpo por lo que fue atranquilizar a Lince. Todo pasó en un tenso segundo.
-¡Lince! – Exclamó angustiada mientras estiraba una mano para tratar de acariciarla, la niña rechazó el gesto con un grito ensordecedor que resonó en los oídos y el corazón de Sol Andante que no sabía qué hacer. –Lo siento – dijo aunque no comprendía por qué se disculpaba, simplemente brotaron de sus labios esas palabras, decidió que lo mejorsería que el silencio tranquilizara a Lince y se sentó un poco lejos de ella para darle espacio, cuando notó que los sollozos y espasmos habían cesado habló de nuevo tratando de que su voz sonara más suave y amable - ¿Quieres agua? – Ella negó con la cabeza aún enterrada entre las piernas - ¿Pan, algunas bayas? – Insistió con la misma respuesta, Sol suspiró, ojalá Araña estuviera ahí, ella sabíacómo tratar a la pequeña – Bueno, dime qué quieres.
Sol sintió que su corazón se apretaba fuertemente y que un nudo se había formado en su garganta: Lince había puesto el gorrito enfrente de su cara. Una pequeña lágrima surcó su rostro al comprender que lo único que la niña quería era algo que no podía regresar: su mamá, sabía que no era adecuado que Lince la viera llorando o sintiendo compasión porella así que secó la solitaria lágrima lo más disimuladamente que pudo e hizo un amago de sonrisa. Trató de decir algo pero pasó un tiempo hasta que el nudo de la garganta se deshizo por completo y pudo articular una palabra de manera decente.
-Todo está bien – le dijo - ¿Quieres que te cuente una historia?
Lince la miró con sus ojos enrojecidos y anhelantes, asintió de forma lenta y Sol lesonrió de una forma tan brillante que le recordó a su mamá: la única que le había contado las pocas historias de la humanidad que habían sobrevivido a lo largo del reinado de los subversores. Sol repasó mentalmente la historia, hacía mucho que la había oído y algunas partes estaban borrosas, cuando puso todos sus pensamientos en orden abrió los ojos y comenzó.
-La historia que te voy a contar...