El Buscador De Finales
juega a imitar los dibujos de sus historietas favoritas.
Un día, sin decirle nada a su madre, se presenta en la
Editorial Libra, que publicaba las historietas de
Cormack, su personaje preferido, para buscar trabajo.
Allí le ofrecen comenzar por el escalón de abajo: el
puesto de cadete.
Sus labores en la curiosa editorial lo llevan hasta los
másrecónditos lugares y personajes del edificio, hasta
que un día se le asigna una misión especial: llevarle un
paquete a Sanders, un legendario buscador de finales.
Y es entonces que sus aventuras comienzan.
Descubrirá la Oficina de Objetos Perdidos; la agencia
Últimas Ideas; la ciudad de Vulcandria, donde no
existen los finales; a Alejandra, una chica que no sonríe
nunca, y terminará por encontrarun inesperado final
para su propia historia.
Pablo de Santis
El buscador de finales
ePub r1.0
lenny 14.01.14
Título original: El buscador de finales
Pablo de Santis, 2008
Retoque de portada: lenny
Editor digital: lenny
ePub base r1.0
A Marcelo Birmajer
UN CAJÓN DE
MANZANAS
Esto que voy a contar ocurrió hace
mucho tiempo, cuando las revistas de
historietas se vendían por millares y nohabía nadie en la ciudad que no supiera
quién era la Máscara Púrpura, o
Cormack,
el
detective
de
lo
sobrenatural, o Montana, el cowboy
manco que había aprendido a disparar
con la mano izquierda. Las revistas
costaban cincuenta centavos, estaban
impresas en un papel de mala calidad y
eran en blanco y negro. El resto de la
vida era a colores, pero ningún rojo,
azul o amarillo me parecía más vivo quela tinta derramada en esas páginas.
No solo compraba y leía las
revistas, sino que las coleccionaba. Mi
biblioteca era un cajón de manzanas que
guardaba bajo la cama, un cajón de
madera de pino sin cepillar. Había que
manejarlo con cuidado para no clavarse
astillas. Todos los días repasaba mi
colección de revistas, desordenándolas
un poco, casi como si no me diera
cuenta, para permitirme despuésel
placer de ponerlas de nuevo en orden.
Mi personaje favorito era Cormack,
detective empeñado en luchar contra
vampiros, espectros y monstruos de la
mitología. Cormack tenía su oficina en
el sótano de un cine y desde allí salía
para salvar a la ciudad de las criaturas
de la noche. Yo ponía en orden mis
revistas en el cajón de manzanas;
Cormack ponía en orden el mundo. Esa
es la distancia quesepara, ay, a los
niños (y a los hombres) de los héroes.
Durante las tardes, después del
colegio, jugaba a imitar esos dibujos.
Parecía fácil al principio, mientras
dibujaba lentamente un ojo, una puerta
entreabierta, una bala de plata. Pero al
mirar el conjunto me daba cuenta de que
estaba muy lejos del original. Mi dibujo
no tenía nitidez, ni fuerza, ni vida. El
dibujante de Cormack hacía unamancha
y era una sombra; yo dibujaba una
mancha y era una mancha.
No me desanimé, y sin decirle nada
a mi madre fui a la Editorial Libra, que
en ese entonces ocupaba un edificio
entero cerca del puerto. Había mucho
movimiento en el hall de entrada del
edificio, porque la editorial no
publicaba solo historietas, sino revistas
de crucigramas, deportes, ajedrez;
revistas para mujeres que se hacían suspropios
vestidos;
revistas
para
inventores, con planos de autos a vapor,
robots caseros y submarinos. Las más
exitosas eran las historietas y las
novelas, que estaban divididas en cuatro
series: Far West , Besos, Espanto y
Héroes de la Vida Real.
Arrastrado por la multitud entré en
el ascensor. Hubiera querido encontrar
en la planta baja un escritorio donde
hacerme anunciar. Me gustaba la idea de«hacerme anunciar», era como enviar mi
nombre para que llegara antes que yo.
Pero al final mi nombre y yo llegamos
juntos.
Tardé en abrirme paso, a los
codazos, hasta el ascensorista, que
manejaba con solemnidad la botonera de
bronce, como si fuera el piloto de una
nave.
—Busco al dibujante de Cormack —
le dije.
—Séptimo —respondió y me dio un
empujón, para que saliera, porque ya
estábamos...
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