El celular y la mala educación

Necesariamente más tecnología y educación no van de la mano siempre. En verdad la modernidad ha demostrado que una aleja a la otra. Y aunque podría hacer un tratado filosófico al respecto, solo mereferiré a los celulares y todas las expresiones de incultura que le acompañan.

Hace poco estaba en un salón donde se impartía un tema importante: la guía para el autocontrol que distribuyó laContraloría General de la República, y todos escuchaban al interlocutor en un silencio casi sepulcral, cuando de pronto sonó un teléfono.

No era el aparato de un pepillo de los que se considerantorcidos y especuladores, sino de una persona que dirige a nivel provincial. Y para mi asombro, este, una persona mayor, lejos de apagarlo, comenzó una charla de trabajo en medio del salón, terminó dedar órdenes, pidió perdón y lo guardó como si nada.

Pero no fue el único. En ese mismo encuentro sonaron unos cuantos más. Dos pidieron permiso y salieron, mientras que otros sostuvieron sudiálogo allí mismo como si nada, interrumpiendo el hilo de todo lo valioso que se estaba transmitiendo allí.

Lo que más me asombró fue que ninguno de ellos lo apagó, lo cual, a mi entender hubierasido una buena señal de respeto.

Yo no tengo celular. Ojalá lo tuviera, no para especular, sino por necesidad, para trabajar o por si algún día me quedo botada en medio de la carretera. Reconozcoque es útil, y que si a muchos directores de empresa y trabajadores se les ha facilitado es porque resultan muy operativos para ellos.

Pero deberíamos replantearnos nuestras normas de educación oescribirlas con respecto al celular, porque si ya hemos torcido las que conocíamos, imaginen qué puede pasar con unas que ni siquiera están estipuladas.

No exagero cuando digo estipularlas, porlo menos para su uso público, en lugares donde debe haber silencio como los hospitales, las funerarias, las reuniones. En esos casos debe exigirse que se apaguen totalmente so pena de ser multados...