El Día De Ayer: El Ayer Del Comercio De Santa Cruz (Xv): Marina Cabrera, La Última Lavandera De Los Lavaderos (Y Ii)

Domingo J. Jorge / Santa Cruz de Tenerife

Y continuamos en el paseo por los comercios y oficios de nuestra capital santacrucera. Hoy seguimos acercándonos al extinguido oficio de lavandera, unaprofesión que marcó a Marina Cabrera, desde su nacimiento en el ramblero barrio de Los Lavaderos.

Marina nos lleva hasta sus vivencias y recuerdos en "EL DÍA de ayer", donde el oficio de lalavandería jugaba un papel elemental para muchos de los comercios y empresas de la Isla. "Eran bastantes los hoteles de la zona, que nos mandaban toda la mantelería y ropa de cama para que se la laváramos".Oficio de hombres y mujeres

Marina, la última lavandera del barrio de Los Lavaderos, recuerda, y no olvida, cómo era el uniforme de lavandera: "Las señoras venían con una falda negra o blanca ynegra. Se ponían un pantalón del marido amarrado hacia atrás. En muchas ocasiones también se ponían un hule por delante para no mojarse la barriga. Si el pantalón se mojaba se lo quitaban, lo lavaban yse ponían otro pantalón porque la barriga siempre tenía que estar protegida. También se llevaba una camisa blanca remangada de un hombre y su pañuelo atado a la cabeza para cuando iban a lavar. Ése erael uniforme". Uniforme con el que todavía las antiguas lavanderas de Santa Cruz se pertrechan para reunirse todos los años durante el mes de octubre "y el día del Pilar, lavamos y lavamos nuestrasprendas en los lavaderos". Es una forma, según Marina, de mostrar lo que fue este oficio, a quienes no lo vivieron.

Jabón inglés y añil

Este duro oficio, también era realizado por hombres, comonos rememora Marina Cabrera: "Recuerdo a Mateo y Antonio. Los hombres venían para las mantas porque las mantas pesaban mucho para sacarlas de la piedra de lavar. Tenía que ayudarte un hombre para poderretorcerla. El hombre por un lado y la mujer por otro, ya que los hombres ayudaban más porque tenían más fuerza que las mujeres".

Sus útiles de trabajo eran una piedra de lavar, sus manos y el...