El día que barranquilla se estremece

El día que Barranquilla se estremece
Por Laura Tafur
Este sábado 5 de marzo que pasó, me dispuse hacer lo que hago todos los sábados de carnaval, lo que solo puedo hacer una vez al año, escoger mimejor pinta y disfrutar del día más bello que para mi tiene el año. Elaboré un tocado de una sola flor verde para mí y para mi mamá, pues me gusta que nos vistamos iguales en ciertas ocasiones comoesta, me puse unos accesorios del mismo color que había comprado en la feria de la 72, donde siempre compro artículos para vestir en estas fiestas, me puse el disfraz de “monocuco” al igual que mimamá y así emprendí mi viaje junto a ella hasta el palco ubicado en la calle 77.
Nos montamos en el carro; Mi tío, quien también iba para la batalla, pero para otro palco, mi mamá, un vecino quientambién iba para allá y yo. En camino pude percibir lo difícil que era llegar hasta la vía 40 o por lo menos llegar cerca, porque lógicamente no se podía llegar hasta allá, si no como hasta tres cuadrasantes, pues la policía no lo permite por cuestiones de la congestión.
El tráfico era impresionante, la fila de carros por las calles eran larguísimas, la gente corría como loca. Miraba para un ladoy estaba muchísima gente disfrazada con cara de ansia, como esperando el anhelado momento de llegar a la tan concurrida Vía 40, miraba para el otro y veía a los vendedores ofreciendo espumas ymaicenas, artículos propios del carnaval, todo era una locura, el movimiento en las calles era impresionante.
Cuando llegamos, nos encontramos con todo el grupo de amigos de mi mamá de la oficina, con quientradicionalmente compartimos este día todos los años. La alegría brotaba por los poros de todo el grupo, botella de “Old Parr” que pasaba por aquí, cerveza que pasaba por allá, era un derroche demúsica, alcohol y baile, como es típico en las fiestas de carnaval.
A los pocos minutos de estar ahí, en medio de la inquietud de la gente, porque aun no empezaba el evento más importante del...