EL ESPIRITU SANTO EN EL EVANGELIO DE JUAN

Páginas: 6 (1485 palabras) Publicado: 21 de mayo de 2013
El apóstol Juan cita que Jesús dio al Espíritu Santo un nombre que no se encuentra en ningún otro libro del Nuevo Testamento. Aparentemente Juan fue el escritor inspirado y elegido para revelar a la iglesia el nombre de “Consolador.” Aunque el vocablo no es hallado en ninguna otra parte, se ha convertido, después de “El Espíritu Santo”, en el término favorito para designar a la tercera personade la trinidad.

La importancia del ministerio del Espíritu Santo como Consolador puede ser notada en las palabras de Jesús: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Jn. 16:7). Aparentemente, Jesús consideraba más importante para sus discípulos que el Espíritu Santo estuviera presente conellos, antes que Él, en su presencia corporal, habitara con ellos. Jesús estaba geográficamente limitado por su encarnación. Come ser humano, Jesús no podía estar con sus discípulos en todo [p 307] momento y en todo lugar. Pero el Consolador habitaría en cada creyente y consecuentemente tendría un ministerio mundial a través de ellos.
Con respecto a la venida del Espíritu Santo, dos expresionesimportantes son empleadas en Juan 14:16, que no deben ser pasadas por alto. Primero, Jesús habló de Él como “otro Consolador.” Esta palabra “otro” es una clave del significado de la palabra “Consolador.” La palabra usada aquí significa “otro de la misma clase.” El Espíritu Santo no es otra clase de Consolador, sino otro de la misma clase de la cual Jesús había sido.

Lo que Jesús fue a ese pequeñogrupo de discípulos, el Espíritu Santo lo sería a ellos. De hecho, Jesús dijo, “No os dejaré huérfanos, vendré a vosotros” (Jn. 14:18). Jesús no dejó huérfanos a sus discípulos; de hecho, de ninguna manera los dejó. Partió como el Cristo sufriente para venir de nuevo en el Espíritu Santo. Cristo no está restringido a un lugar o posición en el cielo; Él mora en nuestros corazones. Jesús mora ennosotros de la misma manera en que el Espíritu mora en nosotros. Ser lleno del Espíritu significa ser lleno de Jesús.

Esto no quiere decir que Jesús y el Espíritu son intercambiables; sino que al igual que Jesús estaba lleno del Espíritu, así también el Espíritu en su presencia está lleno de Jesús. Si el Espíritu puede morar en el Hijo, entonces el Hijo, en su estado glorificado, puede morar enel Espíritu. Jesús estaba en el Padre, y el Padre estaba en Jesús para que aquellos que vieran al Hijo vieran al Padre. Nosotros estamos en Cristo y Él en nosotros.

Por lo tanto leemos: “Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señalesque la seguían” (Mr. 16:19, 20). El Señor estaba en el cielo; pero también estaba sobre la tierra en el poder del Espíritu, obrando sus mismas señales y milagros. Esto es posible sólo porque cada miembro de la trinidad es omnipresente, y cada uno presente en los otros.

En segundo lugar, Jesús dijo del Consolador, “para que esté con vosotros para siempre.” El Consolador prometido es enviado en unsentido permanente. Él habita en el creyente para siempre. En tanto haya una iglesia, habrá un Consolador. Podemos esperar que la permanencia del Espíritu en la iglesia resultará en las mismas obras de poder y bendición que ha habido en todas las edades. Es mediante el ministerio directo del Espíritu Santo (Consolador) que Jesús es para nosotros “el mismo ayer, y hoy, y por los todos los siglos.Amén.” (Heb. 13:8).

La palabra traducida “consolador” en la Reina-Valera, es la palabra griega parákletos. El entendimiento moderno de la palabra “consolador” ya no es tan adecuado para describir el ministerio del Espíritu Santo.

Pensamos en un consolador como uno que consuela en tiempo de angustia. El Espíritu no nos consuela en nuestra angustia, más bien nos da fuerza y [p 308] victoria...
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