El Fabricante
Al levantarse el telón el lugar se halla vacío. Es media mañana. Suena el timbre de calle. Jacinto, el mayordomo, yendo de derecha a izquierda, acude a abrir. A los pocos segundos, arrollándolo, se precipita al interior David Cash.
Cash: (Vociferante.) ¡Dile al señor que quiero hablarle! ¡Que esta vez no admito ninguna excusa! ¡Que voy a acudir a la justicia!Jacinto.- (Sereno y ceremonioso.) Tenga el señor la bondad de tomar asiento.
Cash.- (irritado.) ¡Déjate de protocolos! Avísale a tu patrón que estoy aquí.
Jacinto.- En seguida, señor. Con su permiso. (Sale.)
Obedot.- (Que ingresa sigiloso). ¡Buenos días! ¿A que debo tal visita?
Cash.- (Reaccionando vivamente). No se haga al gracioso. Necesito todo mi dinero y lo necesito ahorita. Usted vive en unmar de deudas, yo no tengo acreedores, usted es el inquilino remiso de esta casa, yo el propietario; usted aparece en las páginas sociales de los diarios, yo apenas un Cash a quien de nada le ha valido invertir sus pocos ahorros en bienes raíces. ¿Y esta sin dinero? ¡Es el colmo!
Obedot.- (Persiguiendo a su interlocutor.) ¡Usted es testigo presencial y de excepción de mis desgracias! ¡No puedecomportarse como un extraño! Le pido que espere. Que espere un poco. Hay algo que vendrá a salvarme y a salvarlo a usted muy pronto.
Cash.- ¿Y quién me espera a mí? El gobierno cobra puntualmente los impuestos y al gobierno no le puedo decir que el señor Obedot me pagará pronto porque hay algo que vendrá a salvarlo… (Recuperando sus bríos.) ¡Debo actuar con rigor! ¡O me paga usted ahora mismo lostres meses de arrendamiento que me debe, o lo hago desalojar esta misma tarde!
Obedot.- (Sereno.) Calma, por favor. Debe usted saber en qué consiste ese algo que nos salvará. Es su derecho. (Pausa.) ¿Leyó usted que mi hija está a punto de comprometerse? Déjeme consumar ese maravilloso matrimonio.
Cash.- Mi mujer, que lee las columnas de sociales, me ha hablado de un pretendiente aristócrata o no séqué… Del dicho al hecho, mi querido señor, hay mucho trecho. Y, además, ¿Quién garantiza que la nobleza de una persona está acompañada de fortuna?
Obedot.- En este caso nadie osa ponerlo en duda. Luis de Narváez y Sotacaballo, Marqués de Rondavieja, es propietario de media Andalucía. Ganaderías de casta, olivares, cortijos, un banco segoviano y casas de renta en Madrid y Barcelona… Nada menos.Cash.- (Incrédulo.) ¿Es verdad todo eso? ¿Está comprobado? (Pausa.) ¿Y si es tan rico por qué se ha venido al Perú?
Obedot.- (Dueño de la situación.) La última temporada de toros se hizo con reses bravas de su divisa oro y morado. Le gustó el país, conoció a mi hija Pitusa y decidió establecerse entre nosotros. Los típicos caprichos del millonario y un buen flechazo de Cupido hicieron el milagro.Iniciará aquí un negocio de vinos generosos, con capitales propios y capitales norteamericanos, y montará una cadena de churrerías al estilo madrileño.
Cash.- (Que ha permanecido atento, de pronto se pone en pie.) Todo está muy bien y ojalá no sean puras fantasías, pero vine a cobrar y no me iré con los bolsillos vacíos.
Obedot.- ¡Pero no sea intolerante, amigo mío! Le pregunto, con todasinceridad, ¿no existe un modo razonable de que yo obtenga un plazo, un último plazo, para cumplir con usted?
Cash.- (Se pasea por la habitación, en silencio. Luego de una pausa, habla.) Creo que hay uno. ¡El único!
Obedot.- Dígalo.
Cash.- Fírmeme una letra a treinta días por doce mil soles, los tres meses vencidos y el que corre. Yo me encargaré de descontarla.
Obedot.- (Desencantado.) ¿Qué aliviole ofrece usted a este condenado a muerte? ¿Acaso el indulto? ¡No, qué va! Como extraordinario favor, como prueba de gran magnanimidad, le propone la horca en vez de la guillotina. Una muerte sin sangre, nada más.
Cash.- (Tajante.) ¡Sin letra, no hay clemencia!
Obedot.- (Melodramático.) Así es la justicia humana. La deuda para ella es peor que el asesinato. En la mayoría de los casos, el...
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