El hombre invisible

Páginas: 207 (51573 palabras) Publicado: 14 de noviembre de 2010
LEEl Hombre Invisible
Herbert George Wells

CAPÍTULO I La llegada del hombre desconocido El desconocido llegó un día huracanado de primeros de febrero, abriéndose paso a través de un viento cortante y de una densa nevada, la última del año. El desconocido llegó a pie desde la estación del ferrocarril de Bramblehurst. Llevaba en la mano bien enguantada una pequeña maleta negra. Iba envuelto delos pies a la cabeza, el ala de su sombrero de fieltro le tapaba todo el rostro y sólo dejaba al descubierto la punta de su nariz. La nieve se había ido acumulando sobre sus hombros y sobre la pechera de su atuendo y había formado una capa blanca en la parte superior de su carga. Más muerto que vivo, entró tambaleándose en la fonda Coach and Horses y, después de soltar su maleta, gritó: «¡Unfuego, por caridad! ¡Una habitación con un fuego!» Dio unos golpes en el suelo y se sacudió la nieve junto a la barra. Después siguió a la señora Hall hasta el salón para concertar el precio. Sin más presentaciones, una rápida conformidad y un par de soberanos sobre la mesa, se alojó en la posada. La señora Hall encendió el fuego, le dejó solo y se fue a prepararle algo de comer. Que un cliente sequedara en invierno en Iping era mucha suerte y aún más si no era de ésos que regatean. Estaba dispuesta a no desaprovechar su buena fortuna. Tan pronto como el bacon estuvo casi preparado y cuando había convencido a Millie, la criada, con unas cuantas expresiones escogidas con destreza, llevó el mantel, los platos y los vasos al salón y se dispuso a poner la mesa con gran esmero. La señora Hall sesorprendió al ver que el visitante todavía seguía con el

abrigo y el sombrero a pesar de que el fuego ardía con fuerza. El huésped estaba de pie, de espaldas a ella, y miraba fijamente cómo caía la nieve en el patio. Con las manos, enguantadas todavía, cogidas en la espalda, parecía estar sumido en sus propios pensamientos. La señora Hall se dio cuenta de que la nieve derretida estaba goteandoen la alfombra y le dijo: -Me permite su sombrero y su abrigo para que se sequen en la cocina, señor? -No -contestó éste sin volverse. No estando segura de haberle oído, la señora Hall iba a repetirle la pregunta. Él se volvió y, mirando a la señora Hall de reojo, dijo con énfasis: -Prefiero tenerlos puestos. La señora Hall se dio cuenta de que llevaba puestas unas grandes gafas azules y de quepor encima del cuello del abrigo le salían unas amplias patillas, que le ocultaban el rostro completamente. -Como quiera el señor -contestó ella-. calentará en seguida. Sin contestar, apartó de nuevo la vista de Hall, dándose cuenta de que sus intentos de entablar conversación dejó rápidamente el resto de las cosas sobre la mesa y salió Cuando volvió, él seguía allí Librodot El Hombre Invisible H.G. Wells
3

La

habitación

se

ella, y la señora no eran oportunos, de la habitación.

todavía, como si fuese de piedra, encorvado, con el cuello del abrigo hacia arriba y el ala del sombrero goteando, ocultándole completamente el rostro y las orejas. La señora Hall dejó los huevos con bacon en la mesa con fuerza y le dijo: -La cena está servida, señor. -Gracias -contestó el forasterosin moverse hasta que ella hubo cerrado la puerta.

Después se avalanzó sobre la comida en la mesa. Cuando volvía a la cocina por detrás del mostrador, la señora Hall empezó a oír un ruido que se repetía a intervalos regulares. Era el batir de una cuchara en un cuenco. «¡Esa chica!, dijo, «se me había olvidado, ¡si no tardara tanto! ». Y mientras acabó ella de batir la mostaza, reprendió aMillie por su lentitud excesiva. Ella había preparado los huevos con bacon, había puesto la mesa y había hecho todo mientras que Millie (¡vaya una ayuda!) sólo había logrado retrasar la mostaza. ¡Y había un huésped nuevo que quería quedarse! Llenó el tarro de mostaza y, después de colocarlo con cierta majestuosidad en una bandeja de té dorada y negra, la llevó al salón. Llamó a la puerta y entró....
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