el laberinto
Cada día la carnicería del padre iba de mal a peor y también su carácter y alcoholismo, el hombre se trastornó tanto que mató a su mujer y la hizo en caldo.
Esa noche el hombre y el hijo Isidro comieron el caldo, el hijo preguntó: ¿Dónde está mamá? la respuesta delpadre fue contundente: Está en tu barriga, te la acabas de comer en el caldo.
Esas duras palabras trastornaron seriamente al chaval, esa misma noche el padre de ahorcó en un descampado.
El niño tuvo que vivir solo por años y en su cabeza no paraba de sonar las palabras que le dijo su padre y en su mano tenía el cuchillo jamonero con el que su padre mató a su madre.
Lo que le sucedió sumadoa los largos años de soledad lo volvieron completamente loco. Decidió continuar el negocio de su padre pero esta vez con carne humana, Isidro salía cada noche con su cuchillo jamonero en busca de vagabundos, siempre los mataba igual, les rajaba la barriga y les sacaba las tripas con las que los asfixiaba aún vivos.
La carnicería tuvo empezó a tener éxito entre la gente del pueblo porque la carneque ésabl vendía era la sabrosa, Isidro no pudo matar más gente que vivía en la calle porque ya no quedaban vagabundos así que decidió matar a ancianas, precisamente por eso le descubrieron, un vecino descubrió un anillo de la abuelita Carmen en una morcilla.
Isidro lo confesó todo y huyó del pueblo, aunque él sigue estando en todas las mentes y pesadillas de los vecinos ¿Quién sabe dónde y queestará haciendo en este momento?
La chica de la curva
Pasaban quince minutos de las nueve de la noche cuando Cobos decidió irse. Llevaba varias horas delante de la pantalla del ordenador, sin apenas pestañear y pensó que ya era hora de marchar a casa.
Fuera, en la calle, ya había anochecido hacía un buen rato. El viento soplaba con una fuerza inusitada, como antesala de una tormentaque estaba a punto de llegar.
Antes de cerrar la oficina con su llave, tecleó en la pequeña consola la clave para activar la alarma electrónica. Esperó unos segundos tras cerrar la puerta hasta que escuchó un pitido agudo que indicaba que la alarma quedaba en servicio, y con un gesto instintivo se echó la gabardina por encima de los hombros. El frío arreciaba y empezaba a lloviznar.
Con pasorápido alcanzó su vehículo, un viejo Renault verde oscuro que pese a los años, se encontraba en bastante buen estado. Abríó la puerta y con rapidez se introdujo en su interior.
Introdujo la llave en el contacto y en breves segundos una tenue luz dió vida al cuadro de mandos. Giró la rueda de la calefacción al tope, y se dispuso a iniciar la marcha hacia su hogar.
La tormenta se fue volviendo...
Regístrate para leer el documento completo.