El Malestar En La Cultura

Páginas: 7 (1713 palabras) Publicado: 29 de septiembre de 2011
EL MALESTAR EN LA CULTURA
Sigmund Freud

La lectura de “El malestar en la cultura” deslumbra e impacta no sólo por la calidad y profundidad de las intuiciones e ideas de Sigmund Freud sino también por la maestría argumentativa y el rigor lógico que el autor emplea para expresarlas. Un mago del discurso que no deja cabos sueltos, un malabarista prodigioso que atrapa las ideas en el aire paradejarlas caer con gracia en su sombrero psicoanalítico confiado en que habrán de encontrar perfecto acomodo en las categorías creadas por su genio: el ello, el yo, el super-yo, el complejo de Edipo, el principio del placer, el sentimiento oceánico. Freud propone, objeta, analiza y, sin escabullirse jamás, concluye. La conclusión es ya la siguiente idea a esclarecer y será víctima del mismo rigoranalítico; enlazadas una tras otra con fluidez crean en el lector la impresión o la ilusión de que si todo encaja tan perfectamente así es, así debe ser.
La duda sobre si el sentimiento religioso es o no una experiencia universal e innata presente en el ser humano lo lleva a indagar sobre la sensación de desamparo infantil que a su vez lo conduce al análisis de dos conceptos antagónicosesenciales para el hombre: la felicidad y el sufrimiento. De ahí ahonda en los caminos que podemos elegir en la búsqueda de la felicidad y las infructuosas artimañas que usamos para evitar el sufrimiento. Lapidario, señala:
“La religión viene a perturbar este libre juego de elección y adaptación, al imponer a todos por igual su camino único para alcanzar la felicidad y evitar el sufrimiento. Sutécnica consiste en reducir el valor de la vida y en deformar delirantemente la imagen del mundo real, medidas que tienen por condición previa la intimidación de la inteligencia. A este precio, imponiendo por la fuerza al hombre la fijación a un infantilismo psíquico y haciéndolo participar en un delirio colectivo, la religión logra evitar a muchos seres la caída en la neurosis individual. Pero noalcanza nada más.”
Su preocupación por la desdicha humana lo incita a preguntarse las razones y motivos por los cuales la cultura, nuestra cultura, no ha podido ser una ayuda eficaz para el logro de nuestras aspiraciones a la felicidad. Nuevamente el rigor se impone y Freud desmenuza el concepto de cultura, su génesis (explicación en la que, confieso, me pierdo y sonrío un poco ante la hipótesis deque la conquista del fuego tuvo algo que ver con el placer infantil del hombre primitivo de mear sobre el fuego para apagar la llama), su desarrollo y, por supuesto, las formas de frustración sexual que “impone la sociedad en aras de sus ideales de cultura” (página 3032) y que nos llevan inexorablemente a la neurosis y a la insatisfacción.
Aquí hago un alto y canto de alegría ante eladvenimiento de la píldora y los descomunales avances que en materia de tolerancia sexual ha logrado nuestra cultura en las últimas décadas. Loa a esa pastillita que acabó de golpe y porrazo, sin hipnosis ni psicoterapia, con una serie de “represiones” sexuales, que ahora podemos ver más bien como un justificado terror pánico a las consecuencias de un embarazo no deseado. Y que decir de los estudios de ADNque hacen trizas al viejo principio del derecho romano “mater semper certa est, pater semper incertus est” y al castizo refrán “hijo de mi hija, mi nieto, el de mi hijo, Dios lo sabrá”. Y no dejo de pensar en la antigua impotencia del varón frente a la naturaleza que le niega la certeza de la paternidad pero lo compensa aguzando su ingenio llevándolo a excelsas creaciones culturales como elcinturón de castidad. Sin ninguna pretensión feminista y bajo la premisa de que entiendo claramente que en 1930 fuera totalmente impensable una libertad sexual para la mujer como la que ahora gozamos, cito:
“La siguiente discordia es causada por las mujeres, que no tardan en oponerse a la corriente cultural, ejerciendo su influencia dilatoria y conservadora. Sin embargo, son estas mismas mujeres las...
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