El Marxismo

EL MARXISMO

Devolverle al hombre las condiciones de ser humano se convierte en la consigna más importante del Marxismo. A consideración de Marx y de Engels, el sistema capitalista del que son testigos tiene la facultad de hacer del hombre una mercancía y sumirlo en un mundo ajeno, agotador, y explotador donde la única retribución es un pago irrisorio, evaluado no por los méritos o condicionessino por las mínimas necesidades de vida. No hay un vínculo entre los hombres más que el frío interés y un “cruel pago al contado”. El obrero se sumerge en el mundo de las fábricas y las industrias y se convierte él mismo en producto del capitalismo, perdiendo toda identidad con el mundo que lo circunde y dependiendo del curso adecuado del comercio, de las fluctuaciones del mercado[1]. Todocuánto circunscribe su vida está determinado por fuerzas ajenas. Las leyes, la moral, la religión, el Estado en sí mismo, han sido erigidos con el único propósito de satisfacer los intereses de la burguesía, de la clase poseedora de la propiedad, que ve como bien más preciado el interés individual.

Si Marx cuestionó fuertemente los escenarios capitalistas a los que asistía a mediados de siglo XIX,cuándo la industrialización empezaba a consolidarse y tomar fuerza, imaginémonos a un Marx que sea testigo de los escenarios actuales donde ese “inmenso arsenal de mercancías” incrementa por doquier. En escenarios actuales de explotación, por ejemplo las maquilas, los elementos teóricos del marxismo parecen recobran mayor fuerza. No puede haber un ejemplo más sugestivo de la enajenación, laalienación o la emancipación, que aquella que se refleja en estos modelos postfordistas de producción. Sinnúmero de trabajadores se desvinculan de su entorno, se sumergen en el mundo propio del capitalismo y de la producción privada. Sus agotadoras jornadas cobijadas en su mayoría con irrisorios códigos de derechos laborales, aumentan el mundo de mercancías que les es ajeno y de igual forma, seincrementa la riqueza de los propietarios. En palabras del propio Marx, el trabajo reproduce maravillas para los ricos, pero privaciones y penurias para los pobres[2].

La mercancía, como lo refiriese el marxismo, recobra mayor importancia que la propia vida humana del trabajador que vende miserablemente su fuerza de trabajo en aras de incrementar una riqueza que le es ajena. Una riqueza que también senutre de la competencia entre naciones y de la división del trabajo y que «se nos aparece como un “inmenso arsenal de mercancías” y las mercancías como su forma elemental»[3]. Y para satisfacer la producción de ese inmenso arsenal de mercancías, mecanismos como las maquilas están a la orden del día. Estos medios de explotación que se alimentan del neoliberalismo no tienen objetivo distinto que elproducir la mayor cantidad e bienes posibles con los métodos más rentables. Por ello, acuden a mano de obra femenina e infante, y se establecen en países de la periferia donde la demanda de trabajo es más grande. La división del trabajo de igual forma termina siendo clave. No obstante, de acuerdo a los patrones teóricos marxistas, de la división del trabajo emerge la división de clases y lahistoria se vuelca en un sucesivo discurrir de luchas entre ellas. Luchas cómo la del valiente poblado chileno de Iquique, que en 1907 parece adherirse a la concienciación por la que tanto aboga el marxismo y despierta unido contra la clase opresora.

Definir cuán tan marxistas son los obreros chilenos, cuán tan permeados estaban de los postulados o la ideología marxista es cuestión difícil. Lo que sipuede aducirse sin temor a equivocarnos es que las apreciaciones teóricas marxianas (recurriendo a términos de Norberto Bobbio) encuentran en el levantamiento de los iquiqueños un claro ejemplo. Se trata de las tropas alineadas en las minas como tropas militares, sumergidas a agotadoras jornadas de trabajo, explotadas de sol a sol por indignos salarios, que toman conciencia de sus lamentables...