El Otro Como Exterioridad O Diferencia
Dadas estas condiciones, podrán hacerse varias preguntas pertinentes: ¿Es el otro igual a mí? ¿En que sentidos? ¿Mediante la razón, puedo comprenderlo? ¿De que manera mi actuar es correcto, o justo? ¿El otro, tanto como yo, es un ser autónomo? ¿En que se fundamenta la justicia? ¿Actuar acorde a la ley es siempre justo? ¿De qué soyresponsable? ¿La democracia garantiza la justicia y la representación? Estas preguntas encontrarán posibles respuestas en los planteos de los autores cuya bibliografía se ha utilizado para elaborar este trabajo.
Abordar al otro como exterioridad, o como diferencia, permitirá responder a las preguntas planteadas de diferentes maneras ¿Qué implica la noción de otro como exterioridad? Emmanuel Lévinas, en“Diacronía y representación, en Entre Nosotros”, aborda al otro desde la concepción de una exterioridad como alteridad radical. Su posición intenta dar por tierra con gran parte de las premisas de la tradición filosófica occidental. Lévinas sienta una posición crítica con respecto a los intentos de acceder intelectualmente al “contacto de los seres humanos entre sí, seres que se hablan y de los quedecimos que se ven”[1]. El sujeto cartesiano, constituido en su acto racional, haría al otro existente en tanto expuesto ante sí como objeto de su contemplación, ante su yo pienso, quedando su alteridad “como unificada, acogida y sincronizada en su presencia en el interior del yo pienso, que de ese modo, la subsumiría en la identidad del Yo, como suya y, por ello mismo, reduciría a su otro a lomismo”[2]. Lévinas postula un otro que se nos revela, incomparable, en una irrupción de un “rostro del otro hombre con el que el yo esta obligado, y del cual (…) tiene que responder el yo”[3]. Alteridad radical, un otro totalmente incomparable, en el que la igualdad se desdibuja, así como la autonomía: “Se trata de una asimétrica entre el yo y el otro, sin correlación noemática de ninguna presenciatematizable. Un despertar al otro hombre que no es un saber: proximidad de otro hombre (…) que es justamente irreductible al conocimiento, por mucho que lo invoque ante la pluralidad de los otros a través de la exigencia de justicia. (…) un otro que, precisamente en su unicidad, es refractario a toda medida, es una no-indiferencia para con otro, el amor que rompe el equilibrio del almaimpasible”[4].
Posición ética de responsabilidad ante el otro, imposible de ser reducido al pensamiento total del alma impasible necesaria para la contemplación racional. El deber de responder al otro antes que a la justicia y a la razón da cuenta de que la autonomía es huída de la responsabilidad, aprehende, racionalizar al otro, es un acto violento. No será la cooperación que propone Rawls, sino la“responsabilidad ilimitada, de la que jamás podremos liberarnos, que no cesa ni siquiera en el último momento del prójimo”[5], responsabilidad que antecede a toda deliberación, se es responsable, aún antes de asumirse como tal. Si esta es la posición ética, la política debe ser antecedida por la ética, no por la razón: “El estado de guerra suspende la moral (…) La convierte en irrisoria. El arte de...
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