el periquillo sarniento
1. Tradición picaresca
]. Ya en esta cita de Luis Iñigo Madrigal podemos ver una de las ideas que la crítica tradicional ha mantenido sobre la primera novela de laliteratura hispanoamericana: la consideración del personaje como “pícaro” y la adscripción, por tanto, de la obra al género picaresco. Eruditos como Pedro Henríquez Ureña (que la tildó de “novela picaresca auténtica, la última de su clase en español” [2]) o Giuseppe Bellini [3] han defendido también esta tesis, de la que difiere sustancial, y acertadamente, según mi opinión, la de Carmen Ruiz Barrionuevo,para quien Lizardi no escribe una novela picaresca, sino que aprovecha una estructura novelesca existente para desarrollar la historia de Periquillo, modificándola y actualizándola convenientemente cuando así lo cree necesario [4]. Es, por tanto, una relectura del género que en ningún momento puede considerarse obra picaresca pero que tampoco puede entenderse sin tener en cuenta sus caracteresfundamentales.
. Aunque comparte con las novelas picarescas ciertas similitudes formales, como la estructura episódica marcada por un ritmo pendular donde se alternan fortunas y adversidades, la condición “pícara” del protagonista o la narración en primera persona -sólo modificada en la última parte de la obra, en la que, para poder relatar la muerte del protagonista, se produce un cambio de voz-,una de las características aceptadas como básicas por la crítica para poder adscribir a una obra al género picaresco no aparece, al menos como primordial, en el texto de Lizardi. Lázaro de Tormes, por ejemplo, escribe su vida para explicar un estado de deshonor y muestra a lo largo del texto su constante intención de medrar, pero Periquillo lo hace para instruir a sus hijos. El didactismo delsiglo XVIII, que impregna de tal modo la novela que la hace lenta y pesada para el lector contemporáneo en multitud de ocasiones, es el verdadero motor de la novela, dentro y fuera de la ficción. Lizardi escribe guiado por un espíritu moralizante, que también aparece, aunque tratado de forma más tangencial y con un claro matiz religioso y pesimista, dentro del contrarreformismo barroco, en obras comoVida de Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana, de Mateo Alemán, el gran éxito editorial del siglo XVII hispánico. A Periquillo (y a Lizardi, pues en este aspecto la identificación entre autor, narrador y personaje es total -a pesar de que el narrador es homodiegético durante casi toda la novela, la figura del autor implícito deja constante huellas en el texto a través de las que muestrasu visión crítica y su ideología humanista ilustrada-) le interesa mucho más aleccionar a sus hijos (y a los lectores, por tanto) que explicar su deshonor o sus faltas en el pasado. El tema de la honra es vital, según han escrito Guillén y Lázaro Carreter [5], para explicar la picaresca y entender por qué Lázaro o Guzmán nos cuentan su vida y así poder entender su estado presente, es totalmentesecundario en la obra de Lizardi.
De la misma forma, la volunta moralizante ataca de pleno otra característica a rastrear en toda picaresca: el determinismo. “Desde el principio de la novela picaresca -ha escrito Carlos Blanco Aguinaga [6]- estamos, pues, en el símbolo del dogma del pecado, que pesa sobre toda la vida y la determina a más libre albedrío, y por alguna razón inescrutable, a máspecado”. Periquillo no está, bajo ningún concepto, abocado a cometer pecado alguno. No hay, para empezar, culpa alguna que purgar en su familia, como no pueda considerarse como tal la simplicidad y la preocupación por las apariencias de su madre. No parece casual que Fernández de Lizardi elija a la madre y a las cuidadoras del protagonista como blanco de sus críticas, por su nefasto concepto de la...
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