¿El qué, el cómo, y el para qué de nuestro acto pedagógico?


¿El qué, el cómo, y el para qué de nuestro acto pedagógico?






ESTUDIANTE:
HECTOR FRANCISCO MORENO RODRIGUEZ

DOCENTE:
DR. MIGUEL ÁNGEL PÉREZ ORDOÑEZ

COHORTE 40







UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA
ESCUELA DE POSTGRADOS-FACULTAD DE EDUCACIÓN
ESPECIALIZACIÓN: DOCENCIA UNIVERSITARIA
METODOLOGÍA INTERDISCIPLINARIA
BOGOTÁ
2011




No pretendo realizar lasegunda parte de la obra del Dr. Miguel Ángel Pérez Ordoñez: Antropología del investigar. Pero si enfatizar en algunos puntos claves que cuestionan el impacto de mi labor docente en los estudiantes que tengo a cargo. El apretado horario de una jornada y el obstinado afán por parte de las directivas de una institución por llevar a cabo un plan de estudios en su totalidad hace que la salida paratal situación sea continuar con un sistema transmisionista de información. El debate, la problemización de temáticas se encuentra ausente de las aulas. ¿Por qué la mayoría de los docentes no reflexionamos acerca del qué, el cómo, y el para qué de nuestro acto pedagógico? (Pérez Ordoñez, 2003). En algún momento de nuestra práctica docente estos interrogantes pasan con tanta prisa por nuestropensamiento que nos olvidamos de la intención que debe tener cada acto pedagógico que realizamos dentro de la disciplina que orientamos. La labor docente es nuestra vida por lo tanto la renovación personal y académica debe estar en el orden del día. La mayor parte de nuestro tiempo se va criticando las políticas educativas del estado, pero hay algo muy cierto y valioso; tenemos los estudiantes frentea nosotros en un espacio académico, oportunidad para sembrar en ellos la pasión por conocer, indagar, proponer, cuestionar el entorno. Que esos espacios que comparten docentes y estudiantes los puedan conectar con su vida cotidiana.
El módulo Escuelas Antropogógicas me coloca en una especie de incertidumbre sobre mi quehacer docente. Donde el qué y el cómo hace parte del discurso propiouna disciplina determinada, pero el para qué es el gran interrogante que me asalta a la hora de orientar una sesión de clase a estudiantes de el núcleo técnico de la institución donde laboro. ¿La temática tratada toca alguna fibra de su existencia, de su ser corporal? ¿Acaso será mejor ser humano y podrá convivir con otros? ¿Cómo devolverles su interés por preguntar sin el temor deenfrentarse a un estridente grito? Lo anterior me lleva a buscar posibilidades de ambientes adecuados que permitan el transito multidireccional de ideas, preguntas, planteamiento de problemas y de posibles soluciones. No califiquemos al estudiante en el parecer, sino en el hacer. (Pérez Ordoñez, 2003). En la medida en que la escuela sea un espacio agradable de compartir experiencias y conocimientos, elestudiante no tendrá esa apatía que ostenta y que caracteriza los últimos grados de la secundaria.
En una ocasión apliqué a un grupo del ciclo quinto el test tricerebrar, el resultado alcanzado fue que la mayoría de estudiantes se desempeñan desde el cerebro operativo seguido del creativo y muy lejos el lógico. Esto da pie para pensar que el estudiante en sí mismo es creativo, pero no sele crean ambientes propicios para que desarrolle su creatividad. Con el afán de cubrir un plan de estudios y no tener contratiempos, el docente en su disciplina de dominio termina por plantear preguntas al tiempo que da las respuestas. De esta manera se tiene control absoluto del grupo. Los más aventajados rinden académicamente de alguna manera pero los que por x ó y motivos no lo hacen,van perdiendo terreno en su proceso formativo, y terminan por desertar del sistema educativo.
¿Qué aconteció en nuestra experiencia del vivir, que no nos permitió formarnos creativamente, como investigadores? (Pérez Ordoñez, 2003). Cuando al estudiante no se le da la oportunidad de cuestionar, de problemizar su entorno es muy difícil que en ese ser se esté gestando un investigador, solo se...