el ruido de las cosas al caer
II.
Y lo primero que cae en la novela es un hipopótamo. Uno de los animales más pesados de la naturaleza se desploma en las primeras líneas“como un meteorito recién caído”, acribillado por dos balazos. Así, ese misterio mayor que es la muerte se instala con contundencia desde el comienzo de una historia en la que pareciera que todo tiende a descender de manera brusca y casi siempre enigmática. La muerte de este hipopótamo extraviado, proveniente del célebre zoológico de la hacienda de Pablo Escobar, es también un disparador –magdalenaproustiana devenida en artiodáctilo– en la memoria del narrador, el joven abogado Antonio Yammara, quien empieza a acusar la insistencia de un recuerdo: la vida de Ricardo Laverde. Es el año 2009 y Yammara, próximo a cumplir 40 años, se ve obligado a iniciar el recuento de esa vida, o al menos de un fragmento de esa vida, como un “asunto de urgencia”, casi contra su voluntad, pues no deja desorprenderle “con qué presteza y dedicación nos entregamos al dañino ejercicio de la memoria, que a fin de cuentas nada trae de bueno y sólo sirve para entorpecer nuestro normal funcionamiento, igual a esas bolsas de arena que los atletas se atan alrededor de las pantorrillas para entrenar”. Y tal vez sea ésa su urgencia: la necesidad de comprender, o de reconstruir hasta donde le sea posible, la historiade Laverde, y en ese ejercicio retrospectivo, librarse de esa carga, de esa bolsa de arena –ahora fantasmal–, con la frágil esperanza de aligerar su vida de incómodos misterios. Porque ya su intuición le anunciaba, desde la vez en que lo conociera en los salones de billar de la calle 14, que Laverde no había sido siempre ese ser intimidante, cuya dejadez de “terreno baldío” lo hacía lucirenvejecido y enfermo. Yammara presentía desde ese año de 1995 que ese hombre “era otro hombre antes”. Hacia esa dirección apunta el principal secreto de la historia, y en ese recuento irán apareciendo, necesaria e inevitablemente, las décadas de miedo y violencia que vivió Colombia bajo el imperio del narcotráfico.
De modo que la vida de Laverde se muestra de forma recortada, se asoma entre las líneas desombra y humo que se proyectan en los billares, se presiente en los lacónicos diálogos con Yammara. Pero ese saber fragmentado es suficiente para despertar la curiosidad del lector. La técnica eficaz para dejar que el suspenso opere como un atributo del misterio. Porque acaso lo mejor de una novela sea ignorar adónde nos llevan sus personajes y, sin embargo, dejarse llevar por ellos: abandonarseal enigma que se nos va mostrando paulatinamente, sin la promesa de la revelación absoluta.
III
En varias entrevistas, Juan Gabriel Vásquez cuenta que el origen de El ruido de las cosas al caer se remonta a sus años de estudiante de Derecho, cuando asistía con frecuencia a la Casa de Poesía Silva, la residencia bogotana del poeta José Asunción Silva, que aparece como escenario decisivo en la...
Regístrate para leer el documento completo.