Elena Garro
En 1937, recién casada con el escritor mexicano Octavio Paz, viajó con él a España para asistir al II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas. La sombra de Octavio Paz era muy grande, y Elena no tuvo durante su vida elreconocimiento merecido. A principios de la década de 1960 se divorció de Paz y trasladó su residencia, primero a Estados Unidos y luego regresó a México. En la década de los 70´s se tuvo que ir de México, pues los gobiernos de Díaz Ordaz y de Luis Echeverría aseguraban que Garro tuvo mucho que ver en el Movimiento Estudiantil del 68, por lo cual se tuvo que ir a E.U.A., pero también fue exiliada,se fue a España y por último se fue a Francia, a su regreso del exilio de Francia, se instaló en Cuernavaca, en donde vivían humildemente en un pequeño departamento que le prestaba uno de sus hermanos, Elena Garro junto con su hija y 14 gatos veía pasar el tiempo y esperaba el final de su vida que provocaría el cáncer en los pulmones que padecía, pero con la masacre de tlatelolco la exiliaron, tuvoque irse a España, país en el que vivió hasta el año 1983.
Su obra toca temas tales como la marginación de la mujer, la libertad femenina, la libertad política en Felipe Ángeles. Reunió sus primeras obras teatrales en un hogar sólido en (1958), donde alternó varias realidades. Su novela Los recuerdos del porvenir (1963, Premio Xavier Villaurrutia) se teje en torno a un episodio de la GuerraCristera (1926-1929), rompiendo con violencia la continuidad del realismo mexicano y manejando el tema del poder desde un ángulo político y fantástico a la vez. Algunos críticos la consideran la segunda escritora mexicana más importante, tras Sor Juana Inés de la Cruz. Otros la señalan como precursora del realismo mágico, al haber publicado su novela Los recuerdos del porvenir. Un crítico mexicano,Sergio Callao, ha señalado las similitudes entre las protagonistas de su novela Los recuerdos del porvenir, y la de Pedro Páramo de Juan Rulfo. En ambas hay una denuncia del caciquismo y de las cuentas pendientes de la revolución en el medio rural. Su figura literaria ha llegado a ser un símbolo libertario.
En los cuentos de La semana de colores (1964) indagó sobre la infancia; destaca el relato"La culpa es de los tlaxcaltecas", en el cual el tiempo presente y el pasado (la conquista) se amalgaman y crean una atmósfera insólita. Su novela Andamos huyendo Lola (1980) intensifica el clima de persecución, en el que se aparece, de manera obsesiva y biográfica, la figura de su hija Helena Paz. Su obra Felipe Ángeles (teatro, 1979) dramatiza con una conciencia política ejemplar un episodio...
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