Elena Piniatowska, entervista a Diego Rivera
–¿Cuál es para usted el colmo de la felicidad?
–No haber nacido.
–Pero, ¿por qué dice usted eso?
(La señorita Judith Ferreto, quien llegó con una perrita, Capulina, interrumpe:)
–¿Ni siquiera el amor de Frida Kahlo justifica tu existencia, Dieguito?
–No. Porque en realidad le di tanta lata y le hicetanto daño que mejor sería no haber nacido.
–Su madre no diría lo mismo, maestro.
–Yo nunca quise a mi madre, y jamás me llevé bien con ella…
–Está usted como un señor que empieza su obra con un: “Yo odio a mi madre”.
–Bueno, no tanto.
(Declara Diego que hizo sufrir a Frida, y sin embargo, me acuerdo de un pasaje de la propio Frida: “Quizá esperen oír de mí lamentos de ‘lo mucho que se sufre’viviendo con un hombre como Diego. Pero yo no creo que las márgenes de un río sufran por dejarlo correr…”)
–A ver, otra preguntita –sonríe Diego.
–Perdone maestro, me distraje. ¿Cuál es para usted el colmo de la infelicidad?
–El colmo de la infelicidad oscila entre el estreñimiento y asistir sin ganas a una reunión mundana.
–Sin embargo usted aparece en los periódicos un día sí y otro también.¿No es usted amigo de los “Trescientos y algunos más”? ¿No le interesan a usted?
–No.
–¡Pero bien que los retrata!
–Sí. Pero no los conozco.
–¿Ni siquiera los conoce para retratarlos? Entonces, ¿cómo le hace?
–Para retratar no hay necesidad de interesarse ni de conocer al modelo.
–¡Eso es imposible!
–Me explico. Hay dos sentidos de conocer. El mundano, en el cual yo no conozco a la sociedad,puesto que no tengo el honor de frecuentarla. Y el sentido bíblico, en el cual puede decirse que la conozco.
–¿Y cuál es el sentido bíblico?
–¡No se haga, no se haga! ¿A poco no sabe? Es el sentido en que Noé conoció a sus hijas para crecer y multiplicarse el género humano. Además, no es preciso el conocimiento mundano para entender a la sociedad y saber todo lo que a ella concierne desde suorigen hasta su presente y próximo futuro y observarla profundamente y con apasionado cuidado, e inclusive amarla en la persona de sus mejores ejemplares femeninos. Creo que es por eso que he podido pintarla. Nada importa que el amor no haya sido correspondido en la mayoría de los casos…
–¿Y quiénes son las mujeres que usted ha amado?
–¿Las mujeres que he amado? Tuve la suerte de amar a la mujermás maravillosa que he conocido. Ella fue la poesía misma y el genio mismo. Desgraciadamente no supe amarla a ella sola, pues he sido siempre incapaz de amar a una sola mujer. Dicen mis amigos que mi corazón es un multifamiliar. Por mi parte, creo que el mandato “amaos los unos a los otros” no indica limitación numérica de ninguna especie sino que antes bien, abarca a la humanidad entera....
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