Enfermeria

que han ideado programas de lucha contra vectores, sustancias
químicas peligrosas o condiciones ambientales nocivas y
han establecido sistemas de atención a grupos cada vez más
grandes depoblación, etc.
Pero estos magníficos técnicos olvidan que tratan seres
humanos con conflictos psicológicos y existenciales que influyen
en sus males físicos por los que acuden al médico; que
se conviertenen técnicos al tratar de ahorrarse la necesidad
de juicios interpretativos y en la toma de algunas decisiones.
La era tecnológica que vivimos no es únicamente la de artefactos
electrónicos sino uncambio de la base filosófica en la
atención al enfermo, con una deformación sustancial de la
relación médico-paciente. No se niega, por supuesto, que esos
artefactos constituyen una sustitución deprocedimientos menos
eficientes por métodos más eficaces y automáticos pero,
secundariamente, alejan a los seres humanos que realizaban
un “diálogo singular”, como llamó Duhamel a la consultamédica, basada en una confianza de parte del enfermo con
una conciencia de parte del médico. La confianza se pierde.
Por otra parte la nueva modalidad de la práctica dependiente
de los aparatos, laencarece terriblemente y aunque al
inicio fascina por igual a ambos protagonistas, más adelante
no sólo despersonaliza y demerita el trabajo sino lo vuelve
rutinario, indiscriminado, sin valorintelectual ni moral, y aburrido.
Esto no es mera nostalgia de una antigua imagen, romántica,
del médico familiar, que hacía visitas a domicilio, se
preocupaba por el buen funcionamiento del organismofísico
y por el componente psicológico, mental y espiritual del paciente,
que era consejero de toda la familia, que era un hombre
culto, prudente, de conducta intachable y ciudadano destacado
de sucomunidad.
Las agencias productoras de servicios de salud copiaron el
proceder industrial y, conjuntamente con sus máquinas, han
intentado desplazar a la gente hasta en aquello en lo que ella...