Ensayo De La Blonds

Pontificia Universidad Javeriana
Seminario de investigación en artes visuales
Daniela Villamizar



Si esto pudiera empezar con había una vez empezaría de esa manera, sin embargo, el hecho fundamental es que su inicio lineal y armónico se ve truncado. Pues es justamente un rizoma de ideas lo que captura su esencia. Una mujer, sus insatisfacciones, el lugar que ocupa en el mundo y su manera notan particular de clasificarlo. Es por aquí en donde se encuentra el meollo: han sido miles las veces que me han repetido que las cosas seguras siempre están mejor, mejor malo conocido que bueno por conocer, que es mejor caminar a la sombra y usar una camiseta en la piscina; que si tocas caracoles en el jardín tienes que llegar a lavarte las manos muy bien con jabón y que como no hay para tantojabón lo mejor es no tocarlos. Así que como buena mujer que fue hija única por un tiempo no tan prudente, siempre disfruté de proclamar que seguía los consejos y al mínimo descuido hacia todo lo contrario.

El problema reside en que todo lo que mis padres y abuelos quisieron advertirme, tenía su razón de ser advertida. Intentaré no recaer en los lugares comunes de los cuentos medievales, en donde ellobo está afuera y uno adentro, pero la verdad es que el lobo está afuera y uno adentro. Por esto, para no ser injusta con mi lector, antes de perderme por los caminos espinosos del pensamiento, aclararé que de lo que hablo es de una necesidad de habitar, de tener un calor de hogar, una historia que contar a unos nietos que aún no existen y un lugar en el mundo en dónde retornar sea la primeraopción después de intentar conseguir el pan para llevar a casa. Es una necesidad que siento colectiva y que no discrimina edades, razas, clases y mucho menos ideologías (aunque algunas personas posmodernas intenten negarlo). De ahí lo menesteroso de las prevenciones.

En alguna de esas lecturas que se esperan que sean veraniegas y que con el pasar de su lectura demuestran que son todo lo contrario. Leíun libro de Afonso Cruz, un escritor portugués joven. Uno de sus personajes era una mujer que creía que la vida iba en línea recta. "…mirar el mundo como si fuera la primera vez (…) es la infelicidad más grande. Cuando yo miro las cosas quiero que me sean familiares, como mi tío o mi marido, como el pan de cada comida (…) quiero acostarme siempre con el mismo hombre, con los mismos labios. Quieroque las sabanas de hoy me parezcan las de ayer aunque los bordados sean completamente diferentes. No me quiero sobresaltar como cuando era joven. Una persona solo puede tener paz cuando está al pie de las mismas cosas, cuando ni siquiera se da cuenta de ellas, porque ellas ya hacen parte de si, como si se los hubiera comido o masticado y tragado y ahora fueran carne de su carne y sangre de susangre. Solo somos felices cuando ya no sentimos los zapatos en los pies."

Y aunque no puedo hacer otra cosa que compartir su idea: en que leer el mundo como si fuera nuevo cada día, es uno de los motivos que nos alejan de la llamada felicidad. Es esa sensación de siempre volver a observar, re-leer y re-configurar los objetos y los lugares que ya se pegaron a la piel la que me interesa. Entiendotambién, la necesidad que tenemos de adquirir unas relaciones establecidas con el ambiente que nos rodea, todo esto dentro de un marco controlado. Y sin embargo, no me conformo a habituarme simplemente a lo que se ha acostumbrado a rozarme los hombros e insisto en que mi deseo es indagar en porqué no me complace del todo eso que llamo "lo que me rodea”: mi ciudad, mi espacio, mi hogar, mi vida.

Asíque, señalando esas canciones infantiles en donde había una rama en el árbol y en la tierra estaba el árbol, más vale empezar por la rama y a modo de desglose concederle a los objetos su lugar y función dentro de un espacio. En un principio, podría parecer desorbitado sospechar del modo en que las cosas (y con esto me refiero a los objetos) tienen sus propias dinámicas de movimiento y lucha....