Ensayo de la estructura del estado
Casualmenteacabo de releer Los detectives salvajes de Roberto Bolaño con la idea de refrescar las aventuras de Arturo Belano, Ulises Lima y compañía para ver qué tal resulta la ambiciosa adaptación al cine, novela que ganó el mismo premio hace diez años atrás (1999), tal como si aquella y El país de la canela las separara una década que se contara en segundos. La novela de Ospina ahora forma parte del selectogrupo de ganadoras y si bien es cierto que la relectura referida me llevó un buen tiempo, El país de la canela me atrapó de tal manera que concluí su lectura en apenas cinco días.
La impresionante historia de la novela nace de una carta que recibe el heredero de Marcos de Medina, conquistador de El Cuzco, en donde se relata gran parte de los hechos de la conquista sobre el reino incaico, casimedio siglo después de que Colón apareciera por tierras desconocidas. Esto ya presagia desde un principio mucha sangre e impunidad española sobre los indios: “se alargaban en fragmentos de batallas, una cuchillada súbita en un rostro, dedos saltando al paso de la espada de acero, un cuerpo que se encoge al empuje de la daga en el vientre, sangre que flota un instante cuando la cabeza va cayendo enel polvo”.
Esta situación se ve revertida en muchas ocasiones cuando el temerario grupo de europeos –en su afán de riquezas coronadas de oro y canela– se ve en la necesidad de atravesar grandes ríos en donde sucumben en terribles emboscadas repletas de cerbatanas y por la inclemencia de una naturaleza que les era ajena: “nosotros en la selva necesitamos armaduras, cascos, viseras y miles decuidados para protegernos de los insectos, de las plagas, del agua y del aire. Vemos amenazas en todo…los indios se mueven desnudos en esa misma selva, se lanzan a sus ríos devoradores y salen intactos de ellos…La selva los acepta porque ellos son la selva”.
El país de la canela nos lleva de viaje a un pasado remoto, a un espacio y a un tiempo en donde comenzaron a germinar nuestros pueblos.Imposible leer esta novela y no sentir la presencia del Inca Gracilaso, sobre todo cuando hacen acto de presencia en las “planicies amarillas”, Manco Cápac y Mama Ocllo Huaco quienes alcanzan en palabras del poeta, así como en la novela referida, dimensiones indiscutibles de nobleza, tanto por sus actos, como por ser “hijos del sol”; de igual modo el trabajo de Juan de Castellanos –quien brevemente esmencionado como “el poeta”– halla en el relato de Ospina un digno eco de sus crónicas y versos en nuestra actualidad, para que aquellas voces primordiales nunca caigan en el olvido.
La descripción de la naturaleza, la narrativa de aquella odisea en el nuevo mundo a través de montañas nevadas, de inmensas planicies y de imponentes ríos, hace que la lectura sea una experiencia adictiva. Pensar...
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