Ensayo

Las luces rojas y amarillas se confunden con la oscuridad de la noche, alumbrando de forma siniestra algunas zonas. Farolas tímidas y letreros de neon anunciando bares de copas y prostíbulos. Sonlos suburbios de la ciudad, el único lugar donde las dos especies se mezclan a placer. Camino erguida por el centro de la calle, no quiero detenerme, no tengo mucho tiempo. Además, no es un buen sititopara hacer turismo.
En un lado de la calle dos hombres y uno de ellos discuten, se detienen y me observan. Solamente los miro de reojo, no puedo distraerme, es mejor no mirarlos directamente, nodarles un motivo que los provoque.
Hay botellas rotas, restos de sangre, papeles y algunos mendigos desperdigados que apuran sus últimas horas de libertad antes de que pase la patrulla de madrugada. Noes que sean importantes o necesarios para ellos, pero nunca viene demás tener reservas para experimentar. Escucho unos ruidos a mi derecha que me horrorizan. Junto a mí los andamios de una edificaciónhan formado una especie de túnel de hierros y vigas, un pequeño refugio improvisado. No puedo evitar acercarme un poco para ver mejor entre las sombras. Puedo distinguir a una mujer, sin duda unaprostituta. Está con un cliente, pero no es un hombre, es uno de ellos. La repulsión hace que quiera marcharme, pero algo me retiene, algo oscuro dentro de mí que me impide dejar de observar la dantescaescena. Se encuentran frente a frente, la tiene agarrada por las nalgas, las piernas de ella le rodean la cintura. No puedo describir los jadeos de él, me recuerdan a los últimos estertores antes demorir de alguien que ha sufrido la peor de las torturas. Ella, sin duda, jadea por el dolor. Apenas sin fuerzas, intenta arañar su cuerpo escamoso, lo golpea con los puños, lo que sin duda no son sinocaricias para él. Su cuerpo es como el metal y ella ya está medio moribunda. La sangre chorrea por sus piernas, cayendo al suelo. Sigue empujando y antes de que ella caiga hacia atrás rendida abre...