Ensayo

Cada uno de los tres libros de Marvin Barahona (n. 1961) que reseñamos
aquí merece un minucioso estudio por sí solo y también en su conjunto en el
marco de las tendencias de la historiografía de Honduras.1 Ese proceder es el apto
por la calidad de los textos en sí y por el hecho de que su autor es uno de los más
destacados y prolíficos historiadores hondureños egresados de la carrera dehistoria
de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras desde su fundación en 1977
(Barahona egresó en 1983). Por otra parte, Barahona es de los pocos historiadores
hondureños con formación académica de postgrado, puesto que cuenta con una
maestría en historia de la Université Catholique de Louvain, Bélgica, de 1988 y
con un doctorado en ciencias sociales de la Katholieque Universiteit Nijmegen(ahora Radboud Universiteit Nijmegen), Holanda, en 1999. Es más, desde su egreso
universitario, Barahona no sólo ha publicado numerosos ensayos académicos y
monografías históricas con las principales editoriales de Honduras, también ha
sido galardonado con reconocimientos nacionales e internacionales por sus aportes,
desde becas por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, Canadá y lacooperación holandesa, y financiamientos por las Fundaciones Ford y Rockefeller.
1 Darío A. Euraque, Historiografía de Honduras (Tegucigalpa: Instituto Hondureño de
Antropología e Historia, 2009).
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A estos logros se suman destacadas consultorías asociadas con sus amplios conocimientos
en las ciencias sociales y la historia y realidad contemporáneahondureña.
Con El silencio quedó atrás: testimonios de la huelga de 1954, cuya primera
edición también la publicó en 1994, la Editorial Guaymuras en el contexto del 40
aniversario de la gran huelga que estremeció a la sociedad de Honduras entre mayo
y julio de 1954, Barahona se revistió de pionero en el uso de técnicas relacionadas
con la aplicación de la historia oral en el país. No fue hastala publicación de El
silencio quedó atrás que importantes protagonistas de la huelga de 1954, sobre todo
de la izquierda hondureña, registraron su “viva voz” mediante un interlocutor de la
talla intelectual de Barahona, quien goza de gran conocimiento historiográfico y
capacidad de síntesis, sobre todo de la documentación y bibliografía hondureña y
centroamericana. En ese sentido, y otros, Elsilencio quedó atrás, también en su
segunda edición del 2004, para conmemorar el 50 aniversario de la huelga de 1954,
superó los aportes pioneros en cuanto a la historiografía del movimiento obrero
hondureño en el siglo XX, aquéllos publicados en Honduras por Víctor Meza, Mario
Posas y Mario R. Argueta,2 y fuera de Honduras, sean libros, como el de Robert
MacCameron,3 o tesis de postgrado,como las de Elisavinda Echeverri-Ghent y
Kathleen Erskine, entre otras.4 Es importante reconocer que aunque los mejores
historiadores hondureños con frecuencia han recurrido a consultas con “ancianos”
o “ancianas”, previo a Barahona no se había conceptualizado a la entrevista o al
testimonio como una especie de documento.
Por otra parte, en El silencio quedó atrás los lectores gozan de unlargo ensayo
de introducción (¡127 páginas!) que hábilmente contextualiza las siete minuciosas
entrevistas subsiguientes que a la vez son ilustradas con fotografías únicas, no sólo
de sus protagonistas sino de contextos locales. El principal vacío en este ensayo de
introducción se centra en la ausencia de una más sutil presentación de la política
diplomática de Estados Unidos y sus empresasbananeras en la década de 1950, sea
vía la documentación con origen en la Embajada en Tegucigalpa o los consulados
en la Costa Norte de Honduras. Lamentablemente, como la mayoría de los historiadores
hondureños, Barahona carece de acceso a la rica documentación ya
2 Víctor Meza, Historia del movimiento obrero hondureño (Tegucigalpa: Editorial
Guaymuras, 1980); Mario Posas, Luchas del movimiento...