Erotismo y Espiritualidad

Erotismo y vida espiritual
Como primera apreciación es curioso ver la cantidad y calidad de explicaciones y aclaraciones que un cristiano se siente obligado a dar cuando comienza a hablar o escribir sobre las cualidades espirituales del erotismo, o más directamente, sobre el sexo como una acción santa. Esto resulta al menos llamativo, y es un dato interesante sobre nuestra relación turbulentacon la sexualidad. El dato no es menor y tiene mucho que ver con el reduccionismo sexual que actualmente impregna el pensamiento occidental. Es triste que el cristianismo no haya encontrado un modo (quizá porque no se ha interesado lo suficiente) de reinterpretar, de forma sugerente para la modernidad las afirmaciones patriarcales de la carta a los Efesios. Porque en esta epístola hay pistas parauna comprensión cuasi mística de la unión sexual matrimonial:

Los maridos deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá asu mujer y los dos se harán una sola carne. Gran misterio es este, lo digo respecto a Cristo y a la Iglesia. (Ef 5,28-32)

Algunas de estas cosas se pueden decir también de la amis¬tad íntima y profunda, pero no genital, entre personas solteras que tienen bien integrada su sexualidad. El amor de eros tras¬ciende el deseo puramente físico, pero no lo desvía. Cuando se dirige hacia otro serhumano incluye lo físico, pero no se orien¬ta primaria o exclusivamente hacia el placer o hacia la liberación de la tensión física. El amor de eros, en definitiva, ansía la unión con lo que percibimos como la fuente de todo valor. Hablando en cristiano, esta atracción no es una fuerza impersonal, sino que es Dios-en-mí, Dios-en-el-otro y Dios-amor-entre-nosotros. Es Dios presente en todas las cosas yque de modo muy especial se hace presente en cada persona. Esta atracción implica un proceso de trascendencia de nuestra fragmentación y disgregación. En una cultura alienada, como la nuestra, el amor de eros puede entrar en conflicto con las actitudes dominantes y deformadas hacia el sexo. Un verdadero amor de eros ve al "otro", a la pareja, como un sujeto “con el que” no como un objeto “para”el placer, o un “medio para” la libe-ración del instinto o para la sola reproducción.
Hay una diferencia importante entre el erotismo mal enten¬dido y el auténtico amor de eros. El primero es un deseo incon¬trolado de atraer a otra persona hacia mí. Por lo tanto, tiende a ser invasor y posesivo. En el fondo, si somos propensos a este erotismo mal entendido, lo que buscamos es fundamentalmentenuestra gra¬tificación. No queremos de verdad a los demás por ellos mis¬mos( en definitiva no se rompe el esquema impuesto por el autoerotismo). El amor erótico auténtico, por el contrario, es una fuerza unitiva que tiende a unir elementos distintos. La diferencia fundamental consiste en que el deseo no es puramente instintivo. Utilizando el vocabulario del encuentro humano sexual, el verdaderodeseo es siempre un deseo de otra persona a través de su cuerpo, y la experiencia de fundir mi propio ser con el suyo. Espiritualmente, el cuerpo humano es el sacramento de la persona. Un auténtico deseo eró¬tico sabe reconocer el sacramento: algo que señala más allá de sí mismo, hacia una profunda unidad entre la personas .
En esta azarosa historia de la valoración de la sexualidad se consideraa san Agustín como a uno de los responsables de la relación conflictiva entre sexualidad y espiritualidad dentro del cristianismo. Es cierto que san Agustín identificó la concupiscencia peca¬minosa con el deseo sexual, al cual consideraba como corrompido desde sus mismas raíces. La acusación parece estar seriamente fundada, pero a pesar de esto, también hay que decirlo en honor a la verdad, él...