ESPEJO

 ESPEJO
Capítulo 1: Delirio (1915)
Capítulo 2: Brujas (1930)
Capítulo 3: El extraño (1946)
Capítulo 4:
Capítulo 5:
Capítulo 6: Rehenes (1977)
Capítulo 7:
Capítulo 8: Alucinógenas (1993)
Capítulo 9:
Capítulo 10:
Capítulo 11: Realidad o ficción (2008)
Capítulo 12:
Capítulo 13: Despiadada (2018)
Capítulo 14: Pandemia (2029)
Capítulo 1: Delirio (1915)
Es undía de noviembre, el calor se torna insoportable, es uno de esos días en que la radiante luz del sol refleja las caras cansadas y aburridas de las personas que transitan las calles.
Ignacio era uno más de estas personas, caminaba sin rumbo, abrumado por la tristeza con la sensación de que fuera a donde fuera, caminara por donde caminara ninguno de estos lugares, era feliz, la horrible sensaciónque lo perseguía hace meses y no paraba.
Agotado de tanto caminar, ya no sentía ganas de seguir. Se detuvo un instante a oír el molesto llanto de un niño que aparentaba unos siete años, que entre sollozos rogaba a su madre que le comprara un par de golosinas a un anciano que se ganaba la vida vendiéndolas, a lo que la madre respondió con una sola palabra
―No.
A Ignacio, aquellasituación le recordó a su infancia, a las tardes con su padre, a cuando su mayor preocupación era no hacer el ridículo frente a Inés, la niña rubia que siempre llevaba sus tradicionales trenzas de quien gustaba a sus lejanos –pero no tantos– doce años.
La nostalgia de recordar su niñez le produjo aún más tristeza por lo que decidió seguir caminando esperando a que algo pase y sabiendo que nada iba apasar. Se acomodó el sombrero y siguió caminando hasta que el llanto del niño se fue alejando lentamente, hasta que para su alivio, se dejó de oír.
No llevaba la cuenta exacta de las horas que caminaba al día, todos los días aparecían en su vista rostros nuevos, tantas caras desconocidas que le recordaban a su juventud cuando cantaba en bares para ganar algo de dinero, cuando todavíaconservaba la felicidad que lo impulsaba a cantar, cuando todavía la conservaba a ella.
Se detiene repentinamente y retrocede varios pasos hasta detenerse frente a un cristal de gran tamaño que lo separaba de una cantidad de objetos que captaron rápidamente su atención, desde un viejo sillón hasta una réplica casi exacta del famoso un famoso cuadro de una mujer con extraña mirada pintada hace unos400 años atrás por un artista italiano, por encima del vidrio había un cartel que rezaba “Le Marché” decorado con flores de un color rojo intenso como la sangre, desvió la mirada y entró al lugar, que estaba tan silencioso como una biblioteca, l silencio le vino muy reconfortante, ese tipo de silencio que hasta el más débil y frágil sonido podía escucharse.
Dentro de aquel lugar habíainfinidad de objetos, desde una biblioteca con libros viejos y de lomo desgastado, pero bien conservados, Ignacio alcanzo a distinguir La Ilíada y La Odisea –dos de sus libros favoritos–, un piano con teclas amarillentas, partituras, mesas de roble hasta un juego de sillas con un respaldo tan cómodo que sintió la inaguantable necesidad de sentarse en una de ellas, escogió la más cercana, color negro yflores talladas, al parecer al dueño o dueña de ese extraño lugar le gustaban las flores, estaban por todas partes.
Una vez sentado sintió la sensación de placer de reposar sus piernas luego de largas horas interminables caminando. Siguió observando el lugar, luz tenue, casi oscuro, pero se podía distinguir una montaña de objetos que casi rozaba el cielo raso, más y más libros, relojesantiguos que marcaban distintas horas; instrumentos musicales, incluyendo el piano y una guitarra desafinada, platos grandes decorados con detalladas flores azules, flores, otra vez.
Al final del pasillo algo llamo con vehemencia la atención del hombre, se paró con dificultad y caminó hasta llegar a un misterioso espejo con un reluciente marco de oro y un cristal tapado bajo una gruesa capa de...