Estar Cerca y Lejos
Una vez que se mepresentó de una manera tan inesperada la oportunidad de participar en el voluntariado Salesiano en otro país, tuve la dificultad de convencer a mis papás que me dejaran ir. Al ser la hija menor deuna familia numerosa, con poca experiencia de viajes y acostumbrada a los grupos juveniles de la iglesia, la idea de dejarme ir a una ciudad grande, lejana y peligrosa no era lo que ellos teníanexactamente en sus planes para mí. Solamente a base de entusiasmo, la amabilidad de la Comunidad Salesiana y muchas oraciones, milagrosamente obtuve el permiso para irme. Silenciosamente me hice el firmepropósito de estar en continuo contacto con mi familia a través de mi mamá, como una manera de hacerle saber que la decisión de dejarme ir fue la correcta, que el lugar donde vivía era seguro y que yoestaba contenta y feliz trabajando en el voluntariado.
Vivir en la gran ciudad fue una experiencia difícil y emocionante a la vez. Otra cultura, otras creencias, otros valores, diferentes formas depensar y de ver la vida. Todo para mí era nuevo. Como el correo era lento en ese tiempo, mi mamá y yo acordamos escribirnos todos los fines de semana aunque no hubiera un orden cronológico al recibirlas cartas. Muchas veces se cruzaron en el camino, pero siempre llegaron. Cada fin de semana escribía una carta para mi mamá en la que le platicaba sobre la gente que había conocido, los lugares quehabía visitado, lo que había aprendido de ellos, lo que me llamaba la atención en cada experiencia compartida. Enviaba fotos, postales, mapas, dibujos, diagramas, boletos de tren, todo lo que pudieraser interesante para ella. Como sabía que iba a preguntarme sobre lo que me pasaba, yo ponía especial atención cuando iba a un lugar o emprendía una actividad diferente, por más ordinaria que fuera....
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