execelente tarea

• CUENTO DEL DÍA
Biblioteca »de Hans Christian Andersen
* Belleza de la forma y la belleza de la mente *
Había una vez un escultor, llamado Alfred, que después de haber ganado el oro de gran
medalla y obtuvo una beca de viaje, se fue a Italia, y luego vino
de regreso a su tierra natal. Él era joven en ese momento-de hecho, él es joven
Sin embargo, a pesar de que es diez años mayor que élera entonces. En su regreso,
fue a visitar a uno de los pequeños pueblos en la isla de Zelanda. El conjunto
pueblo sabía quién era el extranjero, y uno de los hombres más ricos del lugar
dio una fiesta en su honor, y todos los que eran de ninguna consecuencia, o que
posee alguna propiedad, fueron invitados. Fue todo un acontecimiento, y todos los
pueblo sabía de él, de modo que no eranecesario darlo a conocer por el ritmo de
el tambor. Apprentice Boys, hijos de los pobres, e incluso los de los pobres
sí, se puso delante de la casa, mirando las ventanas iluminadas, y la
vigilante podría fácilmente imaginar que estaba dando una fiesta también, eran tantos
gente en las calles. No fue un gran ambiente de fiesta al respecto, y
la casa estaba llena de ella, porque el Sr. Alfred, elescultor, estaba allí. Él
habló y le dijo a anécdotas, y cada uno lo escuchaba con placer, no
sin mezcla de asombro, pero no sentía mucho respeto por él como lo hizo el
anciana viuda de un oficial naval. Parecía, por lo que el Sr. Alfred era
que se trate, para ser como un trozo de papel secante fresca que absorbe todo lo que
, dijo y pidió más. Ella estaba muy agradecida y muy
ignorantes-unaespecie de mujer Hauser Gaspar.
"Me gustaría ver Roma", dijo, "debe ser una ciudad preciosa, más o menos
muchos extranjeros no estar constantemente llegar a él. Ahora bien, ¿me das una
descripción de Roma. ¿De qué manera la ciudad mira al entrar por la puerta? "
"No puedo describir muy bien", dijo el escultor, "pero se entra en una
gran espacio abierto, en el centro del cual se alza unobelisco, que es un
miles de años. "
"Un organista!" -exclamó la señora, que nunca había oído la palabra 'obelisco'.
Varios de los invitados apenas si pudo evitar reír, y el escultor
se han tenido algunas dificultades para mantener su rostro, pero la sonrisa en
sus labios se desvaneció, porque vio a un par de ojos azul oscuro cerca
por el lado de la señora curiosa. Pertenecían a su hija, ySeguramente nadie que tuviera una hija puede ser una tontería. La madre era como un
fuente de preguntas, y la hija, que escuchaba, pero nunca se habló,
podría haber pasado por la bella doncella de la fuente. ¡Qué encantador que
era! Era un estudio para el escultor a contemplar, pero no a la inversa de
con el, porque ella no hablaba, o, al menos, muy rara vez.
"Tiene el Papa una granfamilia?" -preguntó la señora.
El joven respondió consideración, como si la pregunta hubiera sido un
uno diferente, "No, él no viene de una gran familia."
"Eso no es lo que te pedí", insistió la viuda: "Quiero decir, él tiene una esposa y
los niños? "
"El Papa no se le permite casarse", respondió el caballero.
"No me gusta eso", fue la afirmación de la dama.
Ciertamente podría haber pedido a las preguntasmás sensibles, pero si no lo había hecho
se ha permitido decir exactamente lo que le gustaba, que su hija han sido
allí, apoyado con tanta gracia en su hombro, y mirando antes
ella, con una sonrisa casi triste en su rostro?
Sr. Alfred volvió a hablar de Italia, y de los gloriosos colores en italiano
escenario, las colinas de color púrpura, el azul profundo del Mediterráneo, el azul del
cielosdel sur, cuyo fulgor y gloria sólo puede ser superada en el
norte con los ojos azules de una doncella, y dijo esto con una peculiar
la entonación, pero que debería haber entendido su significado se veía bastante
consciente de ello, que también era encantador.
"Bella Italia!" suspiró algunos de los invitados.
"Oh, de viajar hasta allí!" exclamó otros.
"Encantador! Encantador!" se hizo eco...