Expresión Oral Y Escrita
Ahora quedaba lo peor: envolver el cadáver, cavar unhoyo profundo, enterrarle y limpiar las baldosas junto a la ventana. En las semanas siguientes lo peor sería el olor a sangre que invadíatoda la casa, en sus manos, en la ropa, el insomnio que la producía el recuerdo de lo sucedido y a veces el remordimiento o la ausencia delmismo.
No se acostumbraba a pesar de todo y aunque se proponía no volver a caer en la tentación, apenas transcurrían seis u ocho semanas comomucho, hasta que volvía a aparecer en la discoteca, apoyada en la barra, con su refresco de lima y mirando de manera provocativa a los quebailaban.
No tardó mucho en decidir quién podría ser su próxima víctima, terminó su bebida y se encaminó hacia donde él se encontraba.
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