Fabulas De Esopo

1. La hormiga y la paloma
UNA HORMIGA fue a la orilla de un río para saciar su sed, y llevada por la fuerza de la corriente, estaba a punto de ahogarse. Una Paloma sentada en un árbol que se inclinaba sobre el agua, arrancó una hoja y la dejó caer en la corriente cerca de ella. La Hormiga se subió en la hoja y flotó segura hacia la orilla. Poco después, un pajarero vino y se paró bajo el árbol,le puso una trampa a la Paloma, que estaba detenida en las ramas. La Hormiga, al ver su intención, lo picó en el pie. Adolorido, el pajarero arrojó las ramas, y el ruido ahuyentó a la Paloma.
Una buena acción merece otra.

2. La hormiga y el saltamontes
En un campo un día de verano, un Saltamontes saltaba alrededor, grillando y cantando a su gusto. Una Hormiga pasó, cargando con grandificultad una mazorca de maíz que estaba llevando al nido.
"¿Por qué no vienes a hablar conmigo,” dijo el Saltamontes, "en lugar de trabajar tanto?"
"Estoy ayudando a guardar comida para el invierno", dijo la Hormiga, “y te recomiendo que hagas lo mismo."

"¿Por qué preocuparse por el invierno", dijo el Saltamontes, “tenemos un montón de comida ahora." Pero la hormiga siguió su camino y continuótrabajando. Cuando llegó el invierno el Saltamontes no tenía comida y se encontró muriéndose de hambre, mientras, veía a las hormigas diariamente distribuyendo el maíz y los granos del depósito que habían almacenado durante el verano. Entonces el Saltamontes supo:
Es mejor prepararse para los días de necesidad.
Guerra avisada no mata soldado y si lo mata es por descuidado.

3. Mercurio y elLeñador

Un Leñador estaba talando árboles en la orilla de un río, cuando su hacha, rebotando en el tronco, salió volando de sus manos y cayó al agua. Mientras lamentaba su pérdida parado al borde del río, Mercurio apareció y le preguntó la razón de su dolor. Al enterarse de lo que había sucedido, por compasión de su sufrimiento, Mercurio se zambulló en el río y, sacando un hacha de oro, le preguntósi esa era la que él había perdido.
El Leñador respondió que no era, y Mercurio se zambulló por segunda vez, y sacando un hacha de plata, le preguntó si esa era la suya. "No, esa no es mía tampoco", dijo el Leñador. Una vez más, Mercurio se zambulló en el río, y sacó el hacha perdida. El Leñador se llenó de alegría al recuperar su hacha, y agradeció calurosamente a su benefactor, y el segundoestaba tan contento con su honestidad que le regaló las otras dos hachas. Cuando el Leñador contó la historia a sus compañeros, uno de ellos estaba lleno de envidia de su buena suerte y decidido a probar suerte por sí mismo. Así que se fue y comenzó a cortar un árbol a la orilla del río, y se las ingenió para dejar caer su hacha en el agua. Mercurio apareció igual que antes, y, al enterarse de quesu hacha se había caído, se sumergió y sacó un hacha de oro, como lo había hecho en la ocasión anterior. Sin esperar que se le preguntara si era suya o no, el tipo gritó: "¡Es mía, es mía", y extendió su mano entusiasmado por el premio: pero Mercurio estaba tan disgustado por su falta de honradez que no sólo se negó a darle el hacha de oro, sino que también se negó a recuperar para él la que habíadejado caer en la corriente.
"La honestidad es la mejor política".

4. El león y el ratón

Una vez un León estaba durmiendo cuando un pequeño Ratón empezó a correr arriba y debajo de él, lo que despertó pronto el León, que puso su enorme pata sobre él, y abrió su gran mandíbula para devorarlo. "Perdón, Oh Rey," lloró el pequeño Ratón: “Perdóneme por esta vez, yo nunca lo olvidaré: ¿quiénsabe si soy capaz devolverle el favor uno de estos días?" El león se rió tanto pensando en la idea de que el Ratón fuera capaz de ayudarle, que levantó la pata y lo dejó ir. Algún tiempo después el León quedó atrapado en una trampa, y los cazadores que deseaban llevarlo con vida al Rey, lo ataron a un árbol mientras iban en busca de una carreta para transportarlo. Justo en ese momento el pequeño...