Fabulas

La estelita
Continuando con la historia de este libro cuenta que tan pronto como la joven perdió de vista a su amado, se apresuró a bajar por elcercado por la escalinata natural que formaban las raíces del zapote, y se encamino apresuradamente hacia un sitio de la huerta en que un grupo de arbustosy matorrales formaban una especie de pequeño escondite- luego saco dentro de las plantas una linterna sorda y se dirigio enseguida, abriéndose paso porentre los arbustos, hasta el pie de una vieja y frondosa adelfa que, cubierta de flores aromáticas y venenosas, dominaba por su tamaño las pequeñasplantas del lugar. Allí, en un montón de tierra cubierto de grama, la joven se sentó y alumbrándose con la linterna, abrió con manos temblorosas y palpitandode impaciencia las tres cajitas que acababa de regalarle al bandido. La serpientes daban varias vueltas en la caja y manuela tardó un poco endesprenderlas; pero luego que terminó se las puso en el puño, muy cerca de la mano, enroscándolas cuidadosamente. Luego, por instante, como si soñara y los abrióenseguida, cruzando los puños junto a la luz y contemplándolos largo rato.
Después abrió la tercera caja. Ésta contenía dos pendientes, de gruesosbrillantes. Y cuando los hubo contemplado en la caja, que se veía con aquel haz de resplandores y de chispas, los sacó también y se los puso en las orejas,habiéndose quitado antes sus humildes zarcillos de oro.
Pero al guardar éstos, mientras, en la caja de los pendientes, reparó en una cosa que no había