Farenheit análisis

FARENHEIT 451, de Ray Bradbury

Montag es el personaje central: el bombero. Sus actos, mecanizados por la costumbre y por
los aparatos que le ayudaban a ejecutarlos, eran realizados con precisión, con la misma precisión con que
dibujaba en su cara esa “forzada sonrisa de todos los hombres chamuscados y desafiados por las llamas” [1]
Aún dormido queda esa sonrisa estereotipada en su cara.Aquí hay insistencia en mostrarnos a Montag como a un ser pasivo que se deja llevar por los hechos y que participa sin dudar, de ese modo de
vida mecanizada al máximo:

“El tren neumàtico y silencioso se deslizó por el tubo aceitado y con una gran bocanada de
aire tibio lo abandonó en la escalera de claros azulejos, que subía hacia el suburbio.”[2]Sus actos son precisos y seguros; cada instante , cada hecho, se repiten a diario igualmente mate
máticos, cronométricos:

“Colgó el casco, negro y brillante como un escarabajo, y lo lustró; colgó cuidadosamente la
chaqueta incombustible; se dio una ducha abundante, y luego, silbando, con las manos en
los bolsillos, cruzó elprimer piso y se dejó caer por la abertura.”[3]

Todo es ejecutado sin dudas, con calma. Nada se contrapone a ese quehacer importante, diario y necesario. Es la seguridad y la precisión del mundo en que viven y mueren; la perfección del mundo en
que viven y mueren; la perfecciòn llevada a los extremos más afinados.

No obstante, un día , Montag siente súbitamente algo que no puede explicar.Hay como una premonición, como un signo, un aviso de que no todo está perfectamente orquestado.

“En esas últimas noches, mientras iba bajo la luz de los astros hacia su casa, en esta acera, aquí, del
otro lado de la esquina, había sentido algo indefinible”.[4]

“Quizá habìa respirado un leve perfume; quizá el dorso de sus manos, su cara , habían sentidoque
la temperatura era más alta en este mismo sitio (...) Una noche, quizá, algo había desaparecido rá-
pidamente...”[5]

Ya no es el hombre seguro de su destino, que ejecuta con mecanicismo repetido cada acto de sus
días y de sus noches. El autor salpica aquì y allá unos “QUIZÁ” que nos van abriendo de a poco las puer-
tas de su conducta futura.

Laaparición de CLARISSE nos trae una ráfaga de aire frescoy puro y Montag lo advierte en la
noche rumorosa del otoño que se muestra en todo su esplendor: (no olvidemos que los nombres tienen
un significado simbólico: “CLARISSE”, es clara, luminosa, portadora de la primera luz que iluminará
al bombero./ “MONTAG”, está montado, ensamblado en un sistema social inamovible, es una pieza màs)

“Lamuchacha parecía venir en una alfombra rodante, arrastrada por el movimiento del aire y las
hojas.”[6]
...”los ojos oscuros estaban tan clavados en el mundo que no perdían ningún movimiento.”[7]

Montag exhibe en su brazo y en su pecho los signos de su tarea y Clarisse lo advierte de inmedia-
to:

“...parecía hipnotizada por la salamandra del brazo y el disco con elfénix del pecho (...) –Y usted
tiene que ser (...) el bombero – añadió con una voz arrastrada.[8]

En el diálogo que se origina a raíz del encuentro, el autor nos pone en contraposición signos
naturales y signos artificiales, para señalarnos las dos personalidades, que darán en adelante el sentido a
todo el desarrollo de la obra.
Dice la joven:

“¿No es hermosocaminar de noche? Me gusta oler y mirar, y algunas veces quedarme levantada
y ver la salida del sol.”[9]

El pensamiento de Montag gira en torno a las palabras “extrañas” y mira a ese ser, que frente a
èl se le aparece bajo una nueva luz, pero:

“...no era la luz histérica de la electricidad, sino... la luz extrañamente amable y rara y suave de una
vela.”[10]...