Felices los macanudos
La delicadeza del Superintendente José Caldero, quien se negó a identificar por su nombre a la mujer policía aunque sí accedió a irse de media tour para apaciguar el morbo público- pasódesapercibida. Algunos de los principales rotativos no tardaron en ofrecer datos de interés sobre la mujer policía. Además del nombre de la agente- que facilita la búsqueda de su perfil en Facebook para el disfrute de los creadores de memes y otros homenajes virtuales a la misoginia- se publicaron coordenadas que exigen posicionar a esta mujer policía tanto en el marco como en el margen de “susobligaciones” y su “poca vergüenza”. La mujer lleva 15 años en la Policía, es abuela y pidió el jueves 22 de enero, fecha en que surgió el escándalo en torno a las fotografías, libre con cargo a su tiempo compensatorio acumulado. Es decir, que ella sabía a lo que se atenía, que es una doña depravada y ,además, una buscona saqueadora del erario.
Lo que parece difícil de decir es exactamente qué era lo quehacia esa mujer en el baño. Frases confusas como “se autosatisface”, “se provoca” y “se complace” le hacen el juego de pillo-policía a las palabras “macana”, “uniforme” y “bandera americana”. En fin, que en este País para decir que una mujer se masturba hay que dar cien vueltas alrededor de vestuario y escenario, fabricando una timidez que lo que busca es distanciar el acto de esta “mujerperdida” de la paja inocente que se hace un muchachote cualquiera en el clandestinaje de su auto, cubículo o casa. Para mostrar lo innombrable, al final de los distintos artículos aparecen variaciones de la siguiente invitación: “mira las imágenes aquí”. La palabra “aquí” sale resaltada en azul brillante, casi neón, mucho mas provocativo, seductor y proscrito que el uniforme policial promedio.
Llegados alos comentarios de las y los cibernautas, parece haber un diagnóstico de la condición de la mujer policía: es mala. Más que mala policía es una mala mujer. Más que una mala mujer, es una mala mancha para la Uniformada, las mujeres, el País y la humanidad. Así lo confirman las cientos de personas que, haciendo un aparte moral, sacaron de su tiempo para buscar las fotos. Sin gozárselas, claro. Perocompartiéndolas, sí. La coyuntura se presta para denunciar una tendencia. Hay una relación proporcional entre el número de mujeres perversas, el número de mujeres deseosas –a nivel consciente o subconsciente- de que sus intimidades sean publicadas en la internet y el número de hombres anónimos dispuestos a traficar virtualmente la dignidad de una mujer. El precedente más cercano es aquellagrabación a la que el machismo denominó “video de la mujer policía”, donde una mujer, también agente, aparecía dándole sexo oral a un hombre cuya única manifestación de materialidad era su genital. No fue hasta tiempo después que se publicó que el hombre era un guardia destacado en el Palacio Rojo de La Fortaleza y que aquel video prácticamente se había tomado en la marquesina del Gobernador. Como en...
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