fowler1 ge nero y canon
Páginas: 56 (13921 palabras)
Publicado: 26 de agosto de 2015
La literalura
sohre 1<1que ejerrclI10s la crllica y WhIT I"
que leurizamos
no es Ilunca la lolalidad.
Todo 10 II1;1S,",,hl
cn g-ran
rnedida, sucede 10 lI1ismo con las obras individua1cs:
que
ulla cierla c1aslicidad (;11 cIrnodclo literario nos pcrlllile,
bien alender pequeiias mueSlras, bien a mas amplias Iradie-iones y agrupamielllos,
en Ius cualcs la ol)fa ell su senlido ullilario no pasa de ser un lIIero constiluyentc.
Esto
puede ser cierlo en parte. si bien queda mucho par dccir
can rcspecto a la integridad
del modelo en sf. Pern, aunque clio es posihlc, pocns discutirall
la elaslie-idad de la literali:ra.
EIcanon lilerario varia ob\·iarncnlc
-y lalllbil~n
de manera 110 Ian obviade cpoea cn cpoea y de un leclor a olro. La Dama Mudanza
que produce eslos eall1bios
lIIaravillosos
ha sido identificada
a menudo call la mod a._.
Isaac D'Isracli,
uno de los primeros en proI,oner esla pcn~pecliva, aduda que «Prosa y verso se han regido por d
misrno caprjcho que coria nueslros trajes y ladea nuestrossombreros»,
y concluyo su ensayo sobre las modas literarias afinnando
que «tiempos distilllOS, pues, se rigen por
guslos diferenles.
1,0 que causa ulla fucrlc impresion al publico en un mornenlO, deja de interesarle
en otro ... y cada
cpoca, en literalura
moderna,
poclda, quizas, admilir una
nueva calilicacion,
dividicndola
en sus pedodos de lilera-
,--
(i~~,
Trlllio
l.i/rrflT}'
·I'·XIO
origin"l:1h.I/n~}',
traduciclo
•.Gcnre ,lIld the Liter"r)' C,,"on ... pll"licadn
cn Xr,:/'
I, 1979, p;I~S. 97-119. Tradurcic')J1 (k Jo~'" :;ilnli,\.
)' reprodll(ido
COil ;l\!toriz:lcic'lll
del (·tiitor.
XI.
"
llIra de mod a» '. Ahora bien, la alirmaci6n
de que es la
•.nod.:, quien rige, no se punle cuntradeeir
facilmentc.
Un
::ierlO deseo de novedad,
que no dcbniamos
subestimar,
tiene mucho que ver cond gusto por las formas literarias.
No obstante,
eI «gusto» es algo mas que una Illocla y no
deberia subordinarse
a leyes lriviales de circunstancias.
PerD, para reconocer
el gusto por 10 que es, necesilamos
al
menos enlrever su implicaci6n
en proccsos diversos, muchos de ellos aparentementc
desconeclados
por complelO de
la Iiter-alura. Su variedad,
que es d lema dd eSlimulanle
ensiyo de KellettThe Whirligig oj Taste [Los vaive/us del gus/'i], exige un estudio delallado. En el prescnle articulo conside-rarc unicamente
Ull determinante,
el genno.
Tall pronto COIllOse piellsa en eI gCllero ell rdacion can
d gusto, uno se sorprende
al vcr cualltos casos de modas
caducas, citados par O'lsradi,
se describen en tcnninos de
genero a de modo: «Ia brillante era de los temas epigranl,llicos»,«otra epoca rue inundada
por un millon de sonelOS», «una era de epica», «sue no» (es decir, vision en
suenos)", ••satiras», ••novela" "lragedias", «colliedias». D~ hee ho, los eambios en el canon literario se pueelen rdenr,
a
menudo,
a la rcvalorizaci6n
0 devaluacion
de los generos
que n:presentan
las obras canonieas.
.
Sin embargo,
a menudo se dice del canon oliCial que
cs basI ante eSlable, si no«lOtalmenle coherente».
Y Ia idea
de canon ciertamente
implica una coleccion de obras que
scan consideraclas
en exclusiva como cl «eompleto» (al me-'
nos durante un ti<:rnpo). Con todo, ni siquiera al canon biIllico se Ikg6, sino tras rnllchas vicisitudes
y a 10 largo de
un periodo de muchos siglos. En cad a etapa se lijaba catel'<'>ricalllente (si bien sujelO a eambiantes
subrayados,
pro~~ellientesde los concilios, las distintas confesiones,
las sectas 0 Ius individuos);
y cuando se arnpli6 0 se redujo, el
nuevo canoll fue, tambien,
delinilivo.
Por Olra parte, los
libros canonicos de las Escrituras no SOil llleralllelllc aUlcnticos, sino lall1bicn dotados de aUloridad.
[SIC senlido normativo ha incitado una eXlension dclterrnillo
a la literatura
secular. ASl, Curtius nos habla de "Ia...
sohre 1<1que ejerrclI10s la crllica y WhIT I"
que leurizamos
no es Ilunca la lolalidad.
Todo 10 II1;1S,",,hl
cn g-ran
rnedida, sucede 10 lI1ismo con las obras individua1cs:
que
ulla cierla c1aslicidad (;11 cIrnodclo literario nos pcrlllile,
bien alender pequeiias mueSlras, bien a mas amplias Iradie-iones y agrupamielllos,
en Ius cualcs la ol)fa ell su senlido ullilario no pasa de ser un lIIero constiluyentc.
Esto
puede ser cierlo en parte. si bien queda mucho par dccir
can rcspecto a la integridad
del modelo en sf. Pern, aunque clio es posihlc, pocns discutirall
la elaslie-idad de la literali:ra.
EIcanon lilerario varia ob\·iarncnlc
-y lalllbil~n
de manera 110 Ian obviade cpoea cn cpoea y de un leclor a olro. La Dama Mudanza
que produce eslos eall1bios
lIIaravillosos
ha sido identificada
a menudo call la mod a._.
Isaac D'Isracli,
uno de los primeros en proI,oner esla pcn~pecliva, aduda que «Prosa y verso se han regido por d
misrno caprjcho que coria nueslros trajes y ladea nuestrossombreros»,
y concluyo su ensayo sobre las modas literarias afinnando
que «tiempos distilllOS, pues, se rigen por
guslos diferenles.
1,0 que causa ulla fucrlc impresion al publico en un mornenlO, deja de interesarle
en otro ... y cada
cpoca, en literalura
moderna,
poclda, quizas, admilir una
nueva calilicacion,
dividicndola
en sus pedodos de lilera-
,--
(i~~,
Trlllio
l.i/rrflT}'
·I'·XIO
origin"l:1h.I/n~}',
traduciclo
•.Gcnre ,lIld the Liter"r)' C,,"on ... pll"licadn
cn Xr,:/'
I, 1979, p;I~S. 97-119. Tradurcic')J1 (k Jo~'" :;ilnli,\.
)' reprodll(ido
COil ;l\!toriz:lcic'lll
del (·tiitor.
XI.
"
llIra de mod a» '. Ahora bien, la alirmaci6n
de que es la
•.nod.:, quien rige, no se punle cuntradeeir
facilmentc.
Un
::ierlO deseo de novedad,
que no dcbniamos
subestimar,
tiene mucho que ver cond gusto por las formas literarias.
No obstante,
eI «gusto» es algo mas que una Illocla y no
deberia subordinarse
a leyes lriviales de circunstancias.
PerD, para reconocer
el gusto por 10 que es, necesilamos
al
menos enlrever su implicaci6n
en proccsos diversos, muchos de ellos aparentementc
desconeclados
por complelO de
la Iiter-alura. Su variedad,
que es d lema dd eSlimulanle
ensiyo de KellettThe Whirligig oj Taste [Los vaive/us del gus/'i], exige un estudio delallado. En el prescnle articulo conside-rarc unicamente
Ull determinante,
el genno.
Tall pronto COIllOse piellsa en eI gCllero ell rdacion can
d gusto, uno se sorprende
al vcr cualltos casos de modas
caducas, citados par O'lsradi,
se describen en tcnninos de
genero a de modo: «Ia brillante era de los temas epigranl,llicos»,«otra epoca rue inundada
por un millon de sonelOS», «una era de epica», «sue no» (es decir, vision en
suenos)", ••satiras», ••novela" "lragedias", «colliedias». D~ hee ho, los eambios en el canon literario se pueelen rdenr,
a
menudo,
a la rcvalorizaci6n
0 devaluacion
de los generos
que n:presentan
las obras canonieas.
.
Sin embargo,
a menudo se dice del canon oliCial que
cs basI ante eSlable, si no«lOtalmenle coherente».
Y Ia idea
de canon ciertamente
implica una coleccion de obras que
scan consideraclas
en exclusiva como cl «eompleto» (al me-'
nos durante un ti<:rnpo). Con todo, ni siquiera al canon biIllico se Ikg6, sino tras rnllchas vicisitudes
y a 10 largo de
un periodo de muchos siglos. En cad a etapa se lijaba catel'<'>ricalllente (si bien sujelO a eambiantes
subrayados,
pro~~ellientesde los concilios, las distintas confesiones,
las sectas 0 Ius individuos);
y cuando se arnpli6 0 se redujo, el
nuevo canoll fue, tambien,
delinilivo.
Por Olra parte, los
libros canonicos de las Escrituras no SOil llleralllelllc aUlcnticos, sino lall1bicn dotados de aUloridad.
[SIC senlido normativo ha incitado una eXlension dclterrnillo
a la literatura
secular. ASl, Curtius nos habla de "Ia...
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