Guy De Maupassant
El extraño sujeto explicó que se sentía incómodo por haber interrumpido y después de tomar asiento, dijo: “¡Dios mío… estoy demasiado turbadopor las gestiones que emprendo. Pero era absolutamente necesario que yo manifestara mis inquietudes a alguien, y no había nadie más que usted. En fin, me he armado de valor, pero verdaderamente, yano me atrevo.”
Sin pausa, indicó que le aterraba que “en este mundo nadie piense”. Contó que vivía en un paraje francés —Etretat— desde hacía cinco años; que nadie sabía nada de él y quenadie lo conocía. Preguntó: “Usted cree que los otros planetas estén habitados?”. Duda resuelta por Maupassant con un rotundo “Sí. Ciertamente los creo”.
PRIMER ENCUENTRO CERCANO
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Alprofesor José Alvarez López le ocurrió algo parecido. Trabajaba en su laboratorio cuando llamaron a la puerta. Se escuchó una explosión y el chalet de Ycho Cruz quedó a obscuras. Buscaba su tester y undestornillador en el mismo momento en que alguien llamaba a la puerta, y al ser atendido preguntó si no era molesta su presencia. “No puede ser más inoportuna”, dijo secamente Alvarez López, sorprendidopor la inmediata e inesperada del cortocircuito de manera casi mágica.
Igual en nada al marciano de Maupassant, Delfín López, sabio mendocino, y el cordobés Alvarez López fueron desde ese entoncesamigos, emparentados por el saber oculto y la incontenible necesidad de investigar. Aquél trajo consigo —tomando de la Biblia, según afirmó una clave numérica que un teólogo marista habría calificado...
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