habilidades lectoras

Soy una ballena gris. Cada invierno llego a Baja California. Se dice fácil, ¿no?, pero para lograrlo tengo —tenemos los cientos de gigantes peregrinos que hacemos la travesía— que atravesar diez milkilómetros, partiendo desde el Océano Ártico, cerca de lo que llaman el Estrecho de Bering.
No, eso no sirve. Tengo que ser más preciso: soy una ballena gris que acude en este invierno a un rito.Los científicos lo llaman celo, y a sus inevitables consecuencias: reproducción.
Tampoco va directamente al grano. De hecho les he estado mintiendo. No soy una ballena gris, sino un ballenato. Laprecisión es útil porque la historia de este viaje forzoso está condicionada por mi vulgar aspecto de adolescente. Llego a la parte más difícil de aceptar, pero tengo que ser sincero: vine a cuidar a mamá.Sé que no es sencillo aceptarlo. Tantas lecturas sobre ballenas han transtornado la imaginación humana. Ni Pinocho o Jonás nos han hecho tanto daño, sin embargo, como los barcos balleneros: aceite,uso de nuestras vesículas biliares para curaciones, bigotes para limpiar —en China— pipas de opio, e incluso nuestros órganos sexuales, utilizados como afrodisiacos. No puedo soportar la idea de quemi bisabuelo haya muerto para ser convertido en tanta vanidad.
Como se habrán dado cuenta, me he ido —de plano— por la tangente. No es de problemas ecológicos, aunque estén de moda, de lo que quierohablar. Capto rápidamente la relación: mi libro favorito, como ya ustedes habrán supuesto, es Moby Dick. La guerra contra una ballena, y su defensa final —su estoicismo— es en realidad un pretexto parami empresa.
En esta otra guerra mamá no sabe —y no quiere— defenderse. Alguien, entonces, tiene que tomar la iniciativa, «agarrar a la morsa por los colmillos», como se dice. Debo ser más claro parano poner en peligro mi heroicidad: soy un ballenato que lucha por que su madre no tenga relaciones sexuales. Disculpen la brusquedad con que lo digo, pero no tengo otra manera de expresarlo. Sí,...