Hacia Una Nueva Espiritualidad Corporal 41196
o cuando la palabra se hace cuerpo
Por: Emma Martínez Ocaña.
[Publicado en Crítica, n.915, Mayo 2004, p. 6266].
I RECORDANDO DE DÓNDE VENIMOS
Un sociólogo contemporáneo afirma que una cultura puede ser evaluada, en parte, por qué hace y
cómo se vivencia en ella el cuerpo, los cuerpos. Esta afirmación puede aplicarse a la teología y de un modo
especial a la teología espiritual que es el campo en el que me voy centrar en este artículo.
Puede resultar ocioso volver a recordar que procedemos, y en muchos casos aún estamos,
en una
antropología dualista y patriarcal
que nos ha configurado y ha contaminado la teología espiritual.
El dualismo
al confundir y vincular espiritual con inmaterial ha imposibilitado una visión positiva y
espiritual de nuestro cuerpo, ha situado la “vida espiritual” al margen del cuerpo o manteniéndolo a raya. El
dualismo, al confundir y vincular espiritual con inmaterial, ha imposibilitado una visión positiva y espiritual de nuestro cuerpo y ha situado la “vida espiritual” al margen del cuerpo o manteniéndolo a raya.
Si “lo espiritual” durante siglos fue ajeno a lo corporal no es de extrañar que durante siglos
también la “vida espiritual” haya estado alejada ,y aún hoy en muchos casos lo está, del escándalo de que la
inmensa mayoría de los habitantes de nuestro mundo
sufren en sus cuerpos
: el hambre, la desnutrición,
(la FAO nos acaba de decir que son 87 millones) la desasistencia sanitaria, (solo en África el Sida tiene al
borde de la muerte a 28 millones de habitantes, el 70% del total mundial) la violencia, la tortura, los
desplazamientos forzados por todo tipo de violencia, la explotación, el tráfico de los cuerpos y un largo etc.
Cuerpos pobres, abandonados y enfermos que nos gritan haciéndonos llegar una fuerte denuncia a nuestra
cultura de la satisfacción de las necesidades corporales y a un cristianismo “espiritualizado” durante siglos,
preocupado por salvar “el alma”. Como dice la teóloga Boog Sharon "cuerpos pobres, abandonados,
enfermos que gritan pidiendo justicia a un mundo ensordecido por el poder, el militarismo, la riqueza
acumulada"
[1]
La visión patriarcal del cuerpo ha priorizado y visualizado los cuerpos de los varones blancos
situando debajo, detrás e invisibles a los cuerpos de las mujeres y más abajo aún si son negras o indígenas.
El patriarcalismo
ha llevado a la realidad escandalosa de
que ser humano en cuerpo de
mujer
haya sido y siga aún siendo un riesgo. La vinculación ancestral cuerpo femeninonaturalezaabajo;
cuerpo masculinocultura arriba ha sido una "tragedia" para las mujeres.
[2] Lo que la cultura patriarcal ha
hecho con la naturaleza, que está “abajo” y sirve para ser dominada y puesta al servicio de los que están “arriba”, así ha hecho el hombre con el cuerpo de la mujer que ha sido:
● Modelado
por el varón según sus gustos y criterios de belleza, capacidad de seducir, erotismo...para
hacer del cuerpo de la mujer un "florero", o un lugar para el placer.
El mito de la belleza
ha llevado y
sigue hoy llevando a las mujeres a padecer: operaciones quirúrgicas varias que suponen un maltrato al
cuerpo para aparecer como "sexualmente deseables y bellas" según los gustos patriarcales impuestos a
través de los medios de comunicación y la moda a toda la sociedad, incluidas las propias mujeres. La
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enfermedad
de la anorexia y la bulimia
que alcanzan a niñas menores de 9 años está expresando con
claridad este ...
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