Hermeneutica

PIERRE MENARD

O

“LA TRIVIALIZACIÓN DE LA HERMENÉUTICA”



































En el primer capítulo de la segunda parte de “Verdad y Método”, el libro canónico de la hermenéutica filosófica, Hans-Georg Gadamer empieza trazando los preliminares históricos de la disciplina hermenéutica analizando a sus precursores y posicionándose críticamenterespecto a ellos.

Ya en la primera sentencia que abre el capítulo encontramos toda una declaración de principios: “si consideramos conveniente guiarnos más por Hegel que por Schleiermacher, tendremos que acentuar de una manera distinta toda la historia de la hermenéutica”.[1]

Como veremos a continuación, lo que pretende Gadamer, siguiendo a su maestro Heidegger, fundador de la hermenéuticafilosófica, que ya en sus cursos había definido la misma ontología (es decir, el logos o discurso que versa sobre la realidad, sobre lo que hay) como una “hermenéutica de la facticidad”, es llevar la hermenéutica a la experiencia histórica, a la historicidad del ser. Otorgarle, si cabe, una mayor primacía a la historia de lo que ya podríamos encontrar en Dilthey, de la mano de Hegel.

Continúa:“Ésta no tendrá ya su realización completa en liberar a la comprensión histórica de todos los prejuicios dogmáticos, y ya no se podrá considerar la génesis de la hermenéutica bajo el aspecto que la representa Dilthey siguiendo a Schleiermacher. Por el contrario, nuestra tarea será rehacer el camino abierto por Dilthey atendiendo a motivos distintos de los que éste tenía en mente con su autoconcienciahistórica. En este sentido dejaremos enteramente de lado el interés dogmático por el problema hermenéutico que el antiguo testamento despertó tempranamente en la iglesia, y nos contentaremos con perseguir el desarrollo del método hermenéutico en la edad moderna, que desemboca en la aparición de la conciencia histórica”. [2]

Si, siguiendo los pasos de Heidegger, la “cátedra”, antes que unconjunto de sensaciones, tacto, colores y ángulos, percibidas y unificadas por nuestra percepción, es el concepto histórico de “cátedra”: la cátedra que ocupa el profesor de universidad desde la que imparte la lección, la que le confiere autoridad y respeto, y no la mesa que encontramos en un bar de carretera; si es preciso que antes de percibir la forma “mesa” necesitemos forzosamente una nociónhistórica de mesa que condiciona nuestra misma percepción; si, siguiendo los pasos de Hegel, lo cronológico (esto es, lo histórico entendido en sentido amplio) antecede y define lo ontológico, entonces la hermenéutica se convierte en nuestro mismo ser en el mundo, en el hábitat en que al Dasein se le abre el mundo.

Toda percepción es ya interpretación. Nuestra interpretación es interpretación deinterpretación. El mismo lenguaje está ya escindido entre el nombre (ónoma) que permanece como presupuesto indefinido y ya interpretado del lenguaje, y el discurso definitorio (logos) que pretende definir al nombre.

Pero para definir un nombre y erigirlo en concepto se necesitan de otros nombres que restarán presupuestos, cuya definición se dará como ya interpretada. Encontramos aquí la mismaestructura circular de la definición: toda definición necesita de otros términos que, a su vez, necesitarán de definición, y así ad infinitum: el círculo hermenéutico.

Vemos aquí, una peculiaridad fundamental del círculo hermenéutico que nos permite establecer un punto en común a toda hermenéutica, un punto de origen, un nexo en común, anterior a la bifurcación que separa a Dilthey y a Hegel, y quepodemos encontrar implícito en el mismo Schleiermacher. A continuación transcribiré otro pasaje de “Verdad y Método” que creo fundamental: “Para empezar es ya una diferencia interesante, si mi impresión es correcta, que Schleiermacher hable menos de incomprensión que de malentendido. Lo que tiene ante sus ojos no es ya la situación pedagógica de la interpretación, que trata de ayudar a la...